«Sospecho que, en el fondo, escribo para gente como yo misma: almas que quieren y temen lo que escribo», Alice B. Sheldon.
Hay una cosa que me gusta más que leer ciencia ficción escrita por mujeres y es la ciencia ficción escrita por mujeres que no conocía anteriormente. Y si a eso le añadimos que esa escritora se revela detrás de un famoso pseudónimo como es el de James Tiprtree, Jr., pues ya no hay salvación posible: ese libro necesita estar en mi estantería. Y ahí es donde está ahora esta fantástica antología retrospectiva de la escritora Alice B. Sheldon, Jr., publicada por las valientes editoras de Crononauta, que ya avisan en la presentación de su editorial que les encanta la literatura de riesgo.
Una mirada a Alice B. Sheldon es un tesoro para las lectoras que apuestan por ficciones que rompen con el canon literario tanto en género literario como en el género de quien escribe las historias. Crononauta cuida al detalle esta edición con tres textos de Sheldon contextualizados con prólogo y posfacios después de cada relato que enriquecen la lectura. Además, se incluye el ensayo de la autora «Una mujer escribiendo ciencia ficción», que culmina el libro poniendo de frente a la lectora con la voz de una escritora que hace unas páginas la ha dejado sin aliento.
A través de esta antología os introduciréis en la ficción de Alice B. Sheldon, pero también en su vida, en su forma de pensar, en sus ideas y sus temores. Sabréis, por ejemplo, que como James Tiptree, Jr. ganó la gran triada del género (los premios Locus, Hugo y Nébula) en varias ocasiones y que, cuando por accidente, se descubrió su identidad por algún motivo le fue bastante más difícil hacerse con los galardones. Sabréis, además, que Sheldon también tuvo algo de personaje de ficción. ¿Quién puede levantar la mano ahora mismo y decir que es escritora, psicóloga, militar y agente de la CIA? ¿Nadie? Lo suponía.
No obstante estas peculiares circunstancias personales, Sheldon se sentía bastante atrapada por las convenciones sociales y la escritura de ciencia ficción le servía para liberarse de las ataduras y poder soñar con descubrir nuevos mundos, con compartir aventuras con nuevos amigos, pero también para plasmar sus ideas atravesadas por feminismo y ecología. Decía de sí misma la autora que:
«Soy una escritora de ideas con cierto talento para exponer lo que podrían ser ideas impersonales, como los viajes en el tiempo, y conseguir que el lector las considere como reales».
Una de las cosas que me hizo querer leer urgentemente la ficción de Alice B. Sheldon es saber que era amiga de Ursula K. Le Guin. Y las amigas de Le Guin son mis amigas (sí, debería mirarme un poco el tema del fanatismo leguiniano).
Le Guin describe así la ficción de Alice B. Sheldon:
«Su brillantez, dulzura, agudeza mental y valor queman con el fuego, dejan una sensación de sufrimiento».
Cuando leais Houston, Houston, ¿me recibes?, Esterilidad forzada y Lo mejor que podemos hacer, los tres relatos incluidos en la antología, comprobaréis lo acertada que Le Guin estuvo con esta valoración. Aunque, personalmente, creo que el gran fuego que prende las páginas de este libro es, sin duda, Lo mejor que podemos hacer, un relato que hasta ahora no se había publicado en nuestro país. Una mezcla de aventura, horror, ternura, todavía más terror, empatía, amor y coraje revisten este relato que me dejó mirando un punto fijo en mi pared de gotelé durante unos minutos después de haberlo terminado.
Por cierto, por si todavía no os he convencido hablandoos del contenido de Una mirada a Alice B. Sheldon, hago una llamamiento a todos los bibliófilos de la sala: esta edición es una joya digna de las mejores colecciones. La portada e ilustraciones de Chari Nogales son una preciosidad y desde Crononatura lo saben, así que las han plasmado en marcapáginas postales y chapas que envían con el libro. ¿Hace falta que añada algo más para que os hagáis ya sin falta con un ejemplar?