Ante la falta de empleo y la precariedad del mercado laboral muchos y muchas jóvenes tituladas están teniendo que abandonar el país para encontrar una oportunidad allá donde les dejen desarrollarse profesionalmente. Mientras tanto, en España, otros tantos luchan por hacerse hueco en un mercado colapsado en el que las condiciones laborales cada día son más precarias. En esta situación surge y se desarrolla la figura del becario. ¿Quiénes son? ¿Dónde están?
Hace un mes saltaba la siguiente noticia a los medios: “Inspección laboral en la Cadena Ser, 80 becarios ‘vitalicios’ deben abandonar la emisora” y comenzaba a comentarse tímidamente una realidad que se repite cada día en muchas empresas españolas: la figura del becario. Personas, la mayoría estudiantes universitarios, que entran en empresas para recibir formación y poder acceder al mercado laboral. La realidad es que muchas de estas y estos jóvenes encuentran en este tipo de contratos su única vía para encontrar un empleo, lo que les conduce a soportar condiciones muy precarias, realizando el mismo trabajo que un trabajador normal y percibiendo un sueldo mínimo o inexistente con la esperanza de formar parte de la plantilla de la empresa algún día.
Por su parte, muchas empresas han encontrado en los becarios un filón de oro que les permite reducir costes contratando a personas cualificadas a las que les pagan un salario muy bajo, incluso llegando a sustituir a trabajadores por becarios y convirtiendo los contratos indefinidos en un espejismo. Muchos de estos contratos se realizan mediante convenios con universidades, con unas condiciones que la propia universidad debe aprobar.
La Cadena Ser tan solo es un ejemplo de un mal que afecta a todos los ámbitos laborales, pero que en el de la Comunicación se está volviendo endémico debido a la fuerte crisis que ha golpeado al sector en estos últimos años. Tan solo hace falta dar un breve paseo por las principales páginas de búsqueda de empleo para encontrarse con un gran puñado de anuncios que ofertan plazas de becario. En la mayoría de ellas no se especifica tipo de contrato ni salario.
Desde La Huella Digital hemos contactado con Pablo Padilla, miembro de las plataformas Oficina Precaria y Juventud Sin Futuro para que nos explique en qué consiste este fenómeno y cuál es la situación real a la que se enfrentan las y los jóvenes que entran como becarios en empresas.
Cuando hablamos de becas nos estamos refiriendo a dos realidades, por un lado, las curriculares, que son las que entran dentro de los planes de estudio a modo de “practicum” y las extracurriculares, que no se incluyen dentro de los planes de estudio. Tal y como explica Pablo, las primeras “son sangrantes porque los alumnos están pagando el importe de los créditos mientras trabajan, muchas veces, sin remuneración”. Sin embargo, la situación se vuelve verdaderamente preocupante en el caso de las prácticas extracurriculares: “hay empresas que solo te contratan si se puede hacer convenio con la universidad, llegando al extremo de que hay gente que se deja créditos sin aprobar o matricular para poder mantener su “estatus” de estudiante y mantener el convenio. Además, están surgiendo instituciones de formación de dudosa calidad o legalidad en las que tú pagas dinero por un curso de formación que solo sirve para poder mantener una beca con determinada empresa”, explica. De esta forma, muchos estudiantes se están viendo en la tesitura de tener que retrasar la finalización de sus estudios para poder mantener su condición de becarios ya que de otra forma, muchas empresas no les contratarían.
Desde Oficina Precaria han denominado a este fenómeno “becarización del mercado laboral”, un proceso por el cual gran parte de los jóvenes, especialmente aquellos que tienen acceso a la educación superior, encuentran en las becas la única forma de acceder al mercado y encontrar un empleo. Esto se produce, según relata Pablo, “porque las empresas han encontrado en esta fórmula la mejor manera para reducir los costes salariales, reducir las cotizaciones a la Seguridad Social y encontrar mano de obra barata y cualificada para poder cubrir puestos de trabajo que a lo mejor hace años ocupaban trabajadores con contratos indefinidos y con unos derechos asociados».
En este contexto, son muchos los jóvenes que se quejan de los bajos salarios que perciben por su trabajo en empresas en calidad de becarios. Sin embargo, el salario tan solo es una pequeña parte del problema, ya que la auténtica precariedad reside en las condiciones asociadas: “cuando tú eres becario no existe una relación contractual con la empresa, no existe una relación laboral con la empresa y el becario, de esta forma tú no tienes derecho a días libres, vacaciones, bajas por enfermedad o motivos propios y no cotizas para el paro”, explica. Así, las becas se convierten en «becas en fraude de ley», ya que aunque su fin último debería ser la formación, en realidad están ocultando una auténtica relación laboral con la empresa.
Desde el año 2011 se han aprobado varios decretos que recogen la obligación de las empresas de dar de alta a los becarios en la Seguridad Social, sin embargo, muchas empresas no tramitan las altas y tal y como explica Pablo, incluso hay universidades que se están quejando porque las empresas les piden a ellas que paguen las cotizaciones. “Es un círculo vicioso: si no tienes experiencia no puedes acceder al mundo laboral, la única forma de acceder a ese mundo es una beca y al final es gente que encadena becas durante años”.
¿Y cuál es la respuesta de Gobierno y partidos? Según Pablo, ninguna: “El problema de España es que no existe ningún registro o contabilización oficial que contabilice el número de becarios, no hay legislación que ponga un máximo de número de becarios a las empresas o el número de becas que puede encadenar una persona. Ningún organismo público o institucional pone recursos para investigar”.
Ante esta situación, desde Oficina Precaria han creado una campaña denominada “No más becas por trabajo”, desde la que intentan luchar por la regularización de este mercado, además de vigilar a las empresas que cometen irregularidades a este respecto. Del mismo modo, han puesto a disposición de las y los becarios asesoría legal y mecanismos para denunciar irregularidades. Sin embargo, esta vía parece no tener éxito ya que muchos jóvenes no denuncian ante el miedo de perder sus pequeños ingresos o de ser incluidos en una “lista negra” y no volver a recibir una llamada. Por ese motivo, desde esta plataforma están comenzando a dirigirse a las Universidades públicas de la Comunidad de Madrid para forzarlas a que modifiquen sus requisitos o las condiciones que contemplan para firmar convenios con empresas. Así mismo, están intentado que Inspección de Trabajo vaya a algunos de los lugares donde se sabe que las empresas funcionan gracias a los becarios: “pensamos fundamentalmente en el sector de los medios de comunicación. Si en este sector hubiese huelga de becarios gran parte de las rotativas se pararían”.
Existe, por tanto, una problemática con muchas aristas. Por un lado encontramos a estudiantes que solo pueden acceder al mercado laboral mediante becas y que aceptan trabajar en condiciones precarias ante la inexistencia de otra salida mejor. Por otro, empresas que se aprovechan de los becarios para reducir sus costes y que tienen sus plantillas plagadas de becarios a los que van renovando de manera indefinida. Y por último, las Universidades, que son las que deciden en última instancia si firman o no convenios con las empresas.
Pablo comentaba que es ‘la pescadilla que se muerde la cola’. Entonces, ¿Cuál es la salida? ¿Que las y los jóvenes no acepten estas prácticas? ¿Que se vayan fuera de España? ¿O quizás qué las empresas asuman su responsabilidad y dejen de explotar a sus empleados? ¿Debería el Gobierno adoptar medidas para regularizar la situación de estos jóvenes? ¿Tendrían las universidades que ser más estrictas en sus condiciones y negarse a firmar convenios con empresas que no cumplen unos requisitos mínimos? ¿De quién es la responsabilidad?
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Si eres becaria/o y crees que estás ante una situación irregular en tu empresa y quieres comunicarlo o denunciar, puedes ponerte en contacto con Oficina Precaria, donde te ofrecerán las herramientas necesarias y asesoría legal para hacerlo.