Canal+ presenta hoy el segundo capítulo de una serie obligada para periodistas y amantes de la información: Las caras de la noticia. El primer capítulo, que se estrenó la semana pasada, presentaba a los que han sido, sin lugar a dudas, los rostros de la información durante los últimos 30 años: Iñaki Gabilondo, Manuel Campo Vidal, Ana Blanco, Matías Prats… Así hasta la más de una decena de presentadores de informativos de todas las cadenas, pública y privadas, que reflexionaron sobre su profesión, su papel en la recepción de la noticia y la evolución de la tecnología al servicio de los telediarios.
Como digo, y haciendo referencia a esa ley no escrita que insta a todos los aspirantes de periodismo a conocer lo que se cuece en el mundillo -no la busquen en los libros, no la encontrarán-, Las caras de la noticia es de obligada visión para periodistas, pero también para la ciudadanía en general. En primer lugar, porque es una introspección necesaria para el profesional sobre la información que obtiene mayor difusión y que capta a un gran porcentaje de audiencia en cuanto a contenidos de actualidad.
La prueba, señores y señoras, siempre está en sus abuelos y abuelas. ¿Qué saben?, ¿qué les han dicho en la tele? Lo cierto es que es posible que sus abuelos y abuelas confíen más en Matías Prats que en usted mismo y su palabra siempre valdrá mucho más que la suya. Esa confianza que deposita el ciudadano de a pie en los presentadores bien podría ser la tesis de su futuro doctorado así que, como entrante, empiece por visionar esta miniserie. Sin embargo, la emisión de este programa coincide con el que quizás sea el peor momento en la reputación de los periodistas comenzando por los informativos; quizás sea por eso que, mientras lo veía, sufrí una revelación divina.
Esta serie es una farsa. Y lo digo rápido para que no duela. Veré los próximos episodios con la esperanza de cambiar de opinión pero me temo que no será así. Es un enfoque demasiado idílico de un mundo que con frecuencia huele a podrido y, cuyo hedor es tres veces más fuerte en la televisión. Por no hablar de un sector de la prensa que, tengo la sensación, vive bastante al margen de la fuerte crisis que atraviesan muchos de sus compañeros, al menos a nivel económico. No me entiendan mal, estos presentadores merecen todos mis respetos y a muchos de ellos les admiro -es imposible no sentir cariño por Matías Prats después de escenas para el recuerdo como “¡Pero, ¿esto qué es?!”– pero que David Cantero diga que es imposible manipular en televisión en estos tiempos o ver a Alfredo Urdaci hablando de credibilidad me indigna y me da la risa a partes iguales.
A estos señores habría que ponerles un par de vídeos que no encajan demasiado con la realidad que parecen vivir. Puede que Urdaci realmente viva en ella pero me da que otros de los periodistas que hablan de credibilidad y manipulación lo hacen más siguiendo el esquema pactado con sus jefes y con Prisa (grupo al que pertenece Canal+) que con la realidad que viven. El momento más sincero aparece al final, cuando Miguel Ángel Oliver, presentador de Cuatro, reconoce que la manipulación puede estar en un simple tono de voz o en un guiño en el momento oportuno que cambiaría el sentido de la frase.
Los informativos de televisión tienen el gran poder de informar a una gran mayoría social y su labor es admirable y difícil por el manejo del tiempo y del directo, que también influye en la información. Sin embargo, he visto demasiadas veces cómo no pocos reporteros, siguiendo supongo las órdenes de sus jefes, llegan a desahucios, manifestaciones y otros actos sociales cinco minutos antes de que acaben, le ponen el micrófono por delante a cualquiera -en muchas ocasiones cortando el trabajo de compañeros de la prensa-, entran en directo y después se van. Si saben o no lo que allí ha pasado poco importa. He visto también la enorme crispación que se crea cuando se hacen preguntas claramente adulteradas para conseguir una respuesta viciada y llamativa que poner en un corte de cinco segundos. Así que permítanme que les diga que creo que el documental y la miniserie estaban en otro sector de la prensa. Por ejemplo, señores de Prisa, en por qué su empresa invierte más fondos de alto riesgo y en los macro sueldos de sus directivos que en redactores y capital humano; en por qué el mejor periódico de nuestro país ha dejado de serlo, o por qué, con tanta frecuencia, se encuentran en él reportajes más propios de un panfleto de poca monta que de un periódico reputado como, hasta hace no muchos años, era El País.
Así que véanlo, disfruten de las imágenes -como siempre la realización de Canal+ es estupenda-, pero sean cautos, no se vayan a creer de verdad que en la prensa todo es color de rosa.
Segundo episodio de ‘Las caras de la noticia’, El informativo. Este viernes 14 de noviembre a las 21:00 horas en Canal + 1.
Imágenes cedidas por Canal+