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Diego Pérez, de Supernadie: «Me jode cuando alguien me canta que el cielo es azul, ya lo sé, ya lo veo»

Diego Supernadie
Diego Pérez. Supernadie

Diego Pérez es el cantante y guitarrista de Supernadie. Mira a los ojos cuando habla y apenas duda en las respuestas. A sus 25 años tiene muy claras algunas cosas. Es honesto, fiel, dice no cortarse “ni con cristales” y ama el rock and roll. El 14 de diciembre sale a la venta su segundo disco, Cortes profundos, una producción de altísimo nivel, con un sonido espectacular y una interpretación más que digna. Un disco del que, sin duda, puede estar muy orgulloso.

Pregunta: ¿Cómo ha sido la producción del disco?

Respuesta: El 1 de agosto fue cuando nos metimos en el estudio, con más de treinta canciones. Todos los días con ellas, tocándolas una y otra vez, escuchándolas una y otra vez, hasta el punto de odiarlas. Pero cada día sonaban mejor. Un mes después empezamos con las mezclas, escuchando cincuenta veces por día la misma canción. Y así hasta final de octubre cuando José, el productor del disco, que tiene un oído como el de un murciélago, empezaba con sus retoques de jedi, y las canciones cambiaban de una manera increíble.

P: ¿Con qué medios habéis contado?

R: No hemos tenido presupuesto para casi nada, lo justo para pagar el estudio, la gasolina del coche y poco más. Hubo un momento en el que hacía falta contratar un auxiliar que colocara los micros, se ocupara de hacerle fotos a las mesas de mezclas porque, como lo hemos grabado todo en analógico, sin fotos, no hay manera de acordarse de la posición de cada canal. El caso es que nos iba a costar ochocientos euros, así que dije, espérate, que lo hago yo. Y lo hice y he aprendido un montón. Creo que esta parte es muy necesaria también para poder defender tu disco. Los artistas que llegan, cantan, graban y se van, se la pierden.

P: Parece una forma casi artesanal de grabar un disco…

R: Por suerte o por desgracia, tienes que tener todo el proceso en la cabeza. Por suerte porque te permite tener todo el control, no ser una marioneta en manos de nadie. Este verano, por ejemplo, tuvimos una oferta para producirnos este disco, pero tenía que ser sin mi banda. Los músicos que hubieran tocado hubieran hecho que el disco hubiera sonado como un trueno, pero hubiera sido mentira. Por un lado, yo he llegado hasta donde estoy con esta banda y, por otro, cuando tocáramos en directo, estos otros músicos no estarían.

P: Imagino que echarás de menos tener más medios…

R: El momento de llegar el estudio, enchufar la guitarra y simplemente tocar aún no ha llegado. El momento en el que estoy, ocupándome de casi todo, me gusta mucho. Es muy estresante, eso sí. Te podría decir que la grabación de este disco ha sido lo peor que me ha pasado y, a la vez, lo más grande.

P: ¿Habéis invertido dinero propio?

R: Nos ha tocado palmar pasta, sí. Lo hemos sacado adelante echándole mucho morro, claro. Morro relativo, ojo, que cuando se pueda devolver se devolverá. Esto ha salido adelante a base de cabezazos y de cabezonería. Me decía nuestro productor que hemos grabado en dos semanas lo que normalmente en la industria se tarda un par de meses, que hemos hecho el trabajo de veinte personas cada uno.

P: Imposible sacarlo adelante sin la ayuda de mucha gente, ¿no?

R: Es un disco muy coral. ¡Los agradecimientos ocupan más que la letra de Espinete! Hemos tenido que poner un tamaño de letra minúsculo para que entraran todos. Y siempre se queda gente en el tintero, claro.

P: ¿Repetirías la experiencia?

R: Sí, pero dame un tiempecito para descansar (risas).

P: ¿Cuáles son tus referentes?

R: Estopa son una de mis bandas fetiche. John Lennon, los Stones… Robe Iniesta y Rosendo son mis dos ídolos. Soy de Carabanchel y cuando era chiquitito me acuerdo de ir con mi abuela y cruzarme por la calle con Rosendo. Un músico de verdad, en todos los aspectos.

P: Imagina un súper grupo, ¿quién te acompañaría?

R: John Lennon, creo que estaba en otra dimensión. A la guitarra, te digo dos; uno, Keith Richards y el otro, Rosendo, que es capaz de sacar sonidos a una stratocaster que nadie más puede. Al bajo, mi Rafa, con el que de verdad me sentiría a gusto viviendo esa experiencia. Y a la batería, mi Sergio cuando pudiera venir y, si no, John Bonham o Ringo Starr.

P: ¿Cuidas las letras de las canciones?

R: Cuido mucho las letras, pero sobre todo para que se entiendan y que aporten algo. Es importante aprovechar el micrófono para comunicar. Me jode cuando alguien me canta que el cielo es azul, ya lo sé, ya lo veo. Jamás me he parado a pensar en las palabras, las cosas son como son y cuando no hay mala intención en decir las cosas no se debería buscar mensajes ocultos. Nunca he tenido ningún problema con las letras, pero estoy dispuesto a aclararle a quien sea cualquier mensaje, que es lo importante, y no la forma. No entiendo lo políticamente correcto.

P: ¿Qué va a encontrar la gente en Cortes Profundos?

R: En la música está ya todo inventado y si quieres inventar algo nuevo, la vas a cagar. Yo no estoy inventando nada nuevo. Puedes escuchar una canción y decir, esto suena a Sabina, esto suena a Leño, coño, normal, es lo que he mamado, ¿cómo no va a sonar a eso? Pero no me gustan las etiquetas, están bien para distinguir la sal del azúcar, pero no en la música. En este disco hemos empezado a quitar las etiquetas, están a medio despegar.

P: ¿Qué evolución veis con respecto a vuestro primer disco?

Diego discos
Los dos discos. Supernadie en Instagram

R: En el primer disco queríamos ser los Rolling en una canción, Extremoduro en otra… en éste hemos querido ser Supernadie en todas. Es un disco pensado para poder escucharlo todos los días, saltando canciones, obviamente, en función de lo que te apetezca escuchar, son casi doce estados de ánimo. El día que te apetezca escuchar Caníbales quizás no quieras escuchar Cortes profundos, y viceversa.

P: ¿Y el proceso de selección de canciones?

R: Muchas de las canciones que descartamos para el primer disco han entrado en éste. Y ahora tengo siete canciones fijas para el siguiente disco, más todas las que podamos recuperar de los descartes de Cortes Profundos y junto a las que puedan surgir en los próximos meses. Eso sí, luego empezaremos a grabar el siguiente y no entrará ninguna de las que tengo pensadas (risas). Pero eso es la música, ¿no? Tiene que estar viva. Muchas de las canciones que están en este disco están porque las hemos tocado en directo, funcionan y nos sentimos cómodos con ellas. Ídolos de barrio son todas las cosas que quiero ser y, además, un homenaje a Rosendo, Extremoduro y demás. Una de las frases de la canción dice “soy los Stones destrozando tu habitación”, me encanta tocarlo en directo.

P: Y al final de todo este proceso, el disco.

R: Es un trozo de plástico, una recopilación de pequeñas cosas, que son las que de verdad importan. Hago música, hago canciones, a eso me dedico. Sé que he hecho un discazo y que tiene personalidad. Estamos orgullosos de él y ojalá le guste a la gente, pero eso ya no es algo que podamos controlar. Una frase de Cortes profundos dice “triunfo, eso lo aprecia quien fracasa”.

P: ¿Piensas también en el fracaso?

R: Una vez tocamos una canción en la boda de una pareja y, en lugar de pensar en lo importante que era ese tema para esa pareja, pensé en que a lo mejor había gente para la que ese tema no significaba una mierda. Me dijo mi productor que en el fondo, no hay canciones buenas o malas, simplemente hay canciones que te gustan o que no te gustan.

P: ¿Qué sientes ahora que el disco está a punto de salir?

R: Llevamos tanto tiempo diciéndole a la gente que nos preguntaba después de los conciertos dónde podían conseguir esas canciones que no se preocuparan, que ya las tendrían, que casi no nos creemos que, tres años después, el disco ya esté aquí. Estamos muy ilusionados y con muchas ganas de compartirlo en directo.

Supernadie adelantan la presentación de su segundo disco, Cortes Profundos, el domingo 13 de diciembre en la sala Caravan, a las 21:30 horas. Solo es el primer single.

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