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El cuadro familiar de Lara Moreno

Lumen publicó en octubre del pasado año Piel de lobo, la novela de la escritora andaluza Lara Moreno. Si ya recibió buenas críticas con Por si se va la luz, publicada en la misma editorial en el 2013, con su última obra demuestra que tiene un talento extraordinario y que ha venido para quedarse y brillar dentro de la narrativa española actual. Confesamos que nosotros ya nos hemos rendido ante ella.

Piel de lobo es la historia de dos hermanas (Sofía y Rita), aunque recae un mayor protagonismo sobre la primera, la hermana mayor. Con esta viajamos a la casa donde vivió el patriarca, un pueblo cercano a la costa, y con ella embalamos los objetos que el fallecido dejó. Sin embargo, Sofía no es nada sin Rita, su contrapunto y, a pesar de que en un inicio la relación no es cercana, la gastronomía y el alcohol, las excursiones a la playa, el personaje de Leo (el hijo de Sofía) y los recuerdos de su niñez unirán a las dos mujeres.

A través de elipsis y en un discurso en el que se combinan pasado y presente, los lectores asistimos a diferentes escenas de la infancia de las hermanas. A su vez, somos espectadores del futuro incierto en el que vagan Sofía y Rita en un verano que parece acabarse pronto, pero en el que no vislumbramos cambios a corto plazo. Los personajes masculinos, claramente secundarios a excepción de Leo, tendrán el cometido de acelerar la inestable situación, plagada de secretos, en la que las dos mujeres sobreviven.

Lara Moreno tiene un voz propia y eso es indiscutible. Su narrativa fluye como el agua de un río, sin detenerse en lo superfluo, y dejándonos, a veces, sin aliento. La animalización de sus personajes, la violencia intrínseca sorprenden en alguien tan joven. Ella posee la capacidad de crear un clima único que abordará un drama familiar y un pasado que ha estado oculto durante décadas. Si al comienzo de la novela, el desequilibrio se desata, con el viaje de Sofía al hogar paterno la calma regresa. Esa sensación de fingida tranquilidad alerta a un lector que intuye que algo va a suceder y contempla expectante la relación entre las dos protagonistas de la historia, las hermanas, mientras las páginas se suceden vertiginosamente. La quietud estalla en un desenlace crudo, pero magistral, que nos obliga a reflexionar sobre toda la novela.

Piel de lobo de Lara Moreno tiene la fuerza que les falta a muchas de las novelas españolas actuales, la intriga que consigue turbarnos, al modo de Sara Mesa con Cuatro por cuatro, con un tema clásico como es el de la familia. Son interesantes, igualmente, sus reflexiones sobre la maternidad, inusuales, bruscas, como también lo es su obra.

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