El efecto de las películas de terror

Lejos de ser una simple forma de entretenimiento, el cine tiene la capacidad de inducir cambios psíquicos e incluso físicos en los espectadores. El género de terror es el especialista en ello, generando ansiedad, taquicardia, sudoraciones e incluso insomnio. Sin embargo, no todas las películas de miedo afectan de la misma forma, por ello es importante diferenciar entre el gore y el thriller o terror psicológico.

Por un lado, el gore da más importancia a la violencia ofreciendo secuencias repletas de sangre y vísceras no aptas para estómagos sensibles. De esta manera, se atemoriza al público de un modo directo y eficaz. Normalmente, las situaciones que se desarrollan en este tipo de cine no tienen mucho en común con la vida real. Nos encontramos con muchas películas de este género. Algunas de ellas son las siguientes:

Saw (2004) Un psicópata asesino está decidido a demostrar cuánto valor tiene la vida real a quienes él considera que la desperdician. Aquellos que se hayan aventurado a ver todas las películas de esta saga sabrán que esta escena, perteneciente a la sexta entrega, es una de las más terroríficas que se pueden ver.
Destino final 3 (2006) La premonición como herramienta para evitar la muerte es la base del argumento de las cinco películas que completan esta saga. De todas ellas, la tercera es la que más miedo puede provocar ya que ¿a quién le gustaría ir a un parque de atracciones y morir en el intento?
La matanza de Texas (1974) Cinco jóvenes comienzan a vivir la peor pesadilla de sus vidas cuando se topan con una familia que tiene como único propósito acabar con la vida de todos ellos. La sierra eléctrica protagoniza las escenas más aterradoras de este largometraje.
Las colinas tienen ojos (1977) Quedarse con el coche estropeado en mitad del desierto nunca fue plato de buen gusto, y menos aún si allí hay un grupo de seres dispuestos a asesinar de la forma más cruel.

El thriller sin embargo, utiliza el terror psicológico que juega con las emociones del espectador. Éste se mantiene atento y ansioso durante toda la película ya que en ella se genera constantemente suspense y tensión dramática. En muchas ocasiones, la trama puede volverse muy compleja y obliga al público a hacer un esfuerzo para comprenderla. El estrés por no entender lo que está ocurriendo es uno de los factores que hacen que el thriller sea mucho más eficaz a la hora de provocar miedo. Otro factor importante es el parecido de muchas escenas con la vida real; el espectador puede llegar a imaginar que lo que le sucede al protagonista le puede pasar a él también. Nos encontramos con innumerables títulos:

Psicosis (1960) Convertida en el clásico del género de terror por excelencia, la obra maestra de Hitchcok no pasa de moda con el tiempo. De esta cinta, la escena magna es la de la ducha, que ya se ha convertido en todo un referente. Cualquiera que vea la película tendrá mucho más cuidado la próxima vez que entre en la ducha.

El resplandor (1980) Esta adaptación de la novela homónima de Stephen King es, sin duda, una de las películas más terroríficas que se ha grabado jamás. Los largos e infinitos pasillos del Hotel Overlook, junto con la magnífica actuación de Jack Nicholson provocan un cóctel de emociones que culmina al final de la película con una de las persecuciones más famosas de la historia del cine.
The Ring (2002) Una leyenda urbana cuenta que circula por ahí una cinta de vídeo con imágenes aterradoras, que va acompañada de una llamada telefónica en la que se predice la muerte de quien las ha visto. De esta película la escena más terrorífica es sin duda aquella en la que la chica que aparece en la cinta de vídeo se vuelve real saliendo de la televisión.
Insidious (2010) Una familia feliz decide mudarse con sus tres hijos a una vieja casa cuando tras un accidente uno de los niños entra en coma. Es entonces cuando comienzan a suceder extraños acontecimientos paranormales. Tan paranormales como una aparición demoníaca por la espalda.

El organismo recibe de manera inconsciente el estrés que se genera viendo la película como una amenaza y se prepara para actuar en consecuencia. El cuerpo reacciona en cuestión de segundos dando una respuesta física potente de forma casi inmediata; es lo que se conoce como subidón de adrenalina. Esta respuesta física consiste en aumentar el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria, tensar los músculos y comenzar la sudoración. Sin embargo, el cerebro es consciente de que la amenaza no es real y permite que el espectador continúe sentado viendo la película sin salir corriendo.

Por otro lado, también se sufre psicológicamente con el terror. Dependiendo de la persona y de la película se generará un nivel de ansiedad más o menos elevado, habiendo personas que no sean capaces de soportarlo. Lo más frecuente es que se tengan pesadillas pero también se pueden dar casos de insomnio acompañados de un gran nerviosismo. Puede que incluso días después de haber visto el film, el cerebro siga en estado de alerta y que por ello se tenga tendencia a reaccionar de forma exagerada ante situaciones corrientes. Por último, cabe destacar que si la película da la sensación de ser muy real se pueden desencadenar recuerdos de momentos pasados traumáticos.

Este cóctel explosivo de sensaciones tanto físicas como mentales es el responsable de que el género de terror tenga tanto éxito y tantos seguidores fieles. Los amantes de las emociones fuertes, adictos a los subidones de adrenalina, encuentran en estas películas justo lo que necesitan. Incluso los más asustadizos pueden sacar beneficios del terror ya que así pueden enfrentarse a sus temores más profundos y superarlos. Por ello, se puede decir que el mal rato que se pasa viendo la película al fin y al cabo merece la pena.

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