Nube de tinta publica El futuro es femenino, un volumen de relatos de Sara Cano, dedicados a este género: «Para nosotras, para las que vendrán y para las que ya no están». Estas narraciones se nutren de la vida diaria y, por ello, muchas de nosotras nos vemos reflejadas en ellas, ya que hemos padecido situaciones similares, en las que nos hemos sentido incómodas, por nuestra condición de mujer, indignadas, por las desigualdades vigentes, o vulnerables ante los hombres.
Estos relatos están acompañados por bellas ilustraciones de maravillosas artistas que han ofrecido su talento y compromiso con esta causa, reflejando lo ocurrido en esos cuentos con el estilo propio de cada una. Ellas son: Ana Santos, Agustina Guerrero, Amaia Arrazola, Lady Desidia, Naranjalidad, Laura Agustí, Elena Pancorbo y María Hesse. Este proyecto, además, está ligado con la labor de la ONG INTERED que lucha por la equidad de género: el 5% de cada libro vendido irá destinado a esta organización.
En cada cuento se denuncia una realidad soportada por un personaje femenino distinto: una niña comprende el ideal de belleza que recae obsesivamente sobre la mujer en «Pendientes», una adolescente narra el trauma de la depilación y la aparición de la primera menstruación en «Culorrojo», y una joven resiste una relación perjudicial para ella, en la que los celos son los protagonistas en «No me arrepiento». Esas son algunas de las historias que componen este título y que nos animan a reflexionar.
A través del hilo de la sororidad, Sara Cano esclarece algunas de las cuantiosas injusticias y numerosas limitaciones que cada mujer sufre a lo largo de su existencia, y denuncia cómo nos han relegado a un papel secundario a lo largo de la Historia. En este siglo XXI tenemos la obligación de ocupar nuestro espacio, de conquistar derechos, de exigir las mismas oportunidades y el mismo sueldo por idéntico trabajo, de combatir y desterrar prejuicios, de ser lo que deseemos ser. Debemos crear un mundo más inclusivo, más justo, más comprensivo y menos peligroso para las futuras generaciones.
En días como el de ayer, en los que sentencias judiciales nos perjudican, nos exaltan y nos hacen aún más vulnerables, debemos recordar que solo las luchas se ganan batallando y así el futuro puede cambiar; quizás, en unas décadas, podamos declarar que el presente es femenino. Hoy solo puedo afirmar que El futuro es femenino es una obra necesaria y muy recomendable.