Venezuela “celebra” el aniversario de su presidente, Nicolás Maduro, en el poder. Pese a que el mandatario ha declarado su positividad en relación al 2013, las estadísticas anuales manifiestan otra realidad. Su reputación ha disminuido hasta un 40%, convirtiéndose en la mínima histórica del chavismo.
Maduro ha querido defenderse de esta situación de crisis declarándose “víctima de una conspiración del «imperio» que trata de asesinarlo, derrocar a su gobierno y apoderarse del petróleo venezolano”. La oposición, sin embargo, acusa al Presidente de seguir el camino de Hugo Chávez ideando supuestas conspiraciones que justifiquen sus continuos abusos de autoridad.
La realidad es que a pesar que las protestas en el país comienzan a cesar, las cifras aportadas por diferentes instituciones no pueden eludirse ni disimularse. Los informes revelan datos desoladores como 41 muertes violentas, 500 heridos y más de 2.000 detenidos, entre ellos dirigentes políticos como Leopoldo López (líder del sector radical de la oposición) o Daniel Ceballos (alcalde de San Cristóbal, ciudad bastión del antichavismo).
Además, Venezuela lidera el ranking mundial de inflación con un 62%, tres puntos más de la cifra interanual, según el Banco Central. También ha indicado que es el país latinoamericano con menos crecimiento económico. Asimismo, la escasez y desabastecimiento de productos básicos obstaculizan más si cabe la situación de sus ciudadanos, resultándoles casi imposible conseguir alimentos primordiales como la leche, la carne o la harina. La inseguridad es otra contrariedad que no parece solucionarse, y según las Naciones Unidas, Venezuela es el segundo país más peligroso del mundo con cerca de 25000 asesinatos en 2013.
Coincidiendo con este primer aniversario, en la Universidad Complutense de Madrid se ha celebrado un foro de la Fundación Justicia y Democracia que trataba de denunciar el gran bloqueo comunicativo que también sufre el país. A través de la visión y experiencias de cinco periodistas venezolanos los asistentes pudieron comprender la situación tan tremenda que allí se vive. La imposibilidad de acceso a fuentes primarias provocada por el Gobierno, el poder policial, sectores empresariales o de infraestructuras dificulta terriblemente la labor de documentación de los profesionales. Además, las constantes violaciones a las libertades de expresión, agresiones a periodistas e incluso limitaciones en la distribución del papel en las imprentas han hecho que cada vez se vean más reducidas las informaciones. De hecho, las redes sociales que parecían ser la salvación a estos inconvenientes también están siendo bloqueadas creando un mecanismo de censura total.
Por todo esto, muchos opositores reclaman la abdicación de Maduro. Algo que parece improbable debido a las pertinencias necesarias que requiere esta acción política según la ordenanza. Solo después de tres años de mandato pueden realizarse elecciones que conlleven sufragio derogatorio. Y es aquí donde realmente radica esta grave crisis política, ya que este enorme malestar es debido a la falta de legitimidad que provocó el proceso electoral donde salió electo el mandatario.
Ante esta imposibilidad, los venezolanos sólo pueden esperar a diciembre de 2015 para cambiar su suerte. Mientras tanto, el presidente Maduro tiene la alternativa de acceder a las propuestas de organismos como el Fondo Monetario Internacional, de acoger medidas de austeridad que le permitan reducir la enorme inflación que azota al país. Una medida demasiado agresiva que no concuerda con la ideología socialista que caracteriza al Presidente, que sigue sin titubeos la línea marcada por su sucesor.