Nos estrenamos con Esdrújula Ediciones para celebrar que se cumplen 150 años de la publicación de Alicia en el País de las Maravillas.
Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) probablemente nunca pudo imaginar el desmesurado éxito que cosecharía durante siglos el pequeño cuento que inventó -y que después puso negro sobre blanco- para las hermanas Liddell, hijas del deán del Christ Church de Oxford, y dedicada muy especialmente a su favorita, Alice. Las primeras líneas de la obra, «Alicia estaba empezando a aburrirse de permanecer sentada junto a su hermana en la margen del río…», son sin duda ya tan recordadas y memorizadas como las de El Quijote o Cien años de soledad. La aparición de un apresurado conejo blanco, la metamorfosis corpórea, la merienda de locos, el Gato de Cheshire y en definitiva lo que el fértil magín de Carroll pudo abarcar han convertido a Alicia en un mito, en un icono atemporal. La obra, adaptada al cine y teatro en numerosas ocasiones, reinventada y justamente homenajeada, es uno de esos cuentos que, con un barniz aparente de literatura para niños, es en realidad una lectura obligada para mayores, con profundas metáforas, a caballo entre la fantasía y el absurdo, pero también con vetas satíricas y poéticas que, desde luego, merece la pena leer y releer.
Las aventuras de Alicia bajo tierra es el predecesor de la famosa obra que aparecería en 1865: nació tres años antes, en forma de relato, a raíz de un paseo al aire libre. La continuación, Alicia a través del espejo y lo que encontró allí, se publicó en 1871. Este año, con motivo del cumpleaños número 150 de la protagonista de estas fantásticas aventuras, podemos disfrutar gracias a Esdrújula de una edición bilingüe, cuidada y de alta calidad que rescata los manuscritos e ilustraciones originales del autor, por cierto digitalizados en la Biblioteca Británica.
El libro, enmarcado en la colección Etcétera, está traducido por Modest Solans Mur y es una propuesta única en España y Latinoamérica. La edición de 173 páginas y cómodo formato incluye bellos dibujos de trazos delicados y una nostálgica caligrafía de la época, y por su valor literario constituye un imprescindible en nuestra colección.