Pauline Butcher no sabía quién era Frank Zappa en 1967. A decir verdad, no sabía mucho de música y menos aún de rock and roll. Era una chica londinense de 21 años que trabajaba como mecanógrafa y que tuvo la suerte de que el músico estadounidense necesitara de sus servicios para transcribir a máquina las letras del segundo disco de The Mothers of Invention, Absolutely Free, cuando estaba de gira por Europa. Poco podía imaginar Pauline Butcher lo mucho que iba a cambiar su vida gracias a ese encuentro.
La aventura con el genio de cocamonga no acabó ahí. Pauline Butcher siguió al músico hasta Estados Unidos y pasó cuatro años de su vida ejerciendo de secretaria personal de Zappa y compartiendo vida en la enorme casa que la familia alquiló en Laurel Canyon, al lado de Hollywood, con Gail Zappa y su única hija en aquel momento, Moon. Por la enorme y destartalada casa pasaban toda clase de personajes delirantes y excesivos, hippies, borrachos, curiosos, músicos de rhythm and blues que lo fueron todo y en esos días no eran casi nada, los propios The Mothers of Invention, John Mayall o Mick Jagger, del que Butcher también estuvo muy cerca de ser secretaria.
Butcher, de procedencia humilde y ajena a todo el delirio hippie del momento, pone su mirada en aquel mundo tan diferente al suyo. El asombro y desconcierto que le causa todo eso no evita que se sienta irremediablemente enganchada a Frank Zappa y su mundo y, a través de su mirada, conoceremos las genialidades, groserías, el ego y las múltiples contradicciones de uno de los músicos más importantes del siglo XX.
Si en La verdadera historia de Frank Zappa, las memorias del líder de The Mothers of Invention, también publicadas en España por Malpaso, nos acercábamos a la mente del autor bajo su prisma ególatra, excesivo y genial (unas de las mejores memorias de un músico que he leído), este ¡Alucina! Mi vida con Frank Zappa nos da otra dimensión de aquellos años en los que muchos creyeron poder cambiar el mundo mientras Zappa lo miraba todo con escepticismo. Un hombre contradictorio que despreciaba la música comercial, pero concebía su propia banda como una empresa, un desastre doméstico absoluto ensimismado que no podía dejar de crear ni un minuto de su vida; un tipo excesivo e inteligente que confió tanto en Butcher que le encargó ser la representante de las míticas The GTOs, banda de chicas que berreaban a capella y que sólo grabaron un disco, Permanent Damage, con las que Pauline comparte algunos momentos tensos y otros ciertamente hilarantes debido a su candidez.
Las circunstancias de la vida alejaron a Pauline Butcher de la familia Zappa. Volvió a su Inglaterra natal y, sólo recientemente, al leer las cartas que escribió a su madre aquellos años y que esta guardó, se atrevió a rememorar aquel punto de inflexión. El resultado es este libro en todo momento interesante que se lee con facilidad y con cierta nostalgia para los que, como el que esto escribe, somos fans de The Mothers of Invention.
Si te gustó La verdadera historia de Frank Zappa, no dudes en hacerte con esta obra. Descubrirás rincones que en las memorias sólo logras entrever.