A menudo, los archipiélagos que pertenecen a la península, tanto las Canarias como las Baleares, quedan más lejos de lo deseado en cuanto a su creación artística. Por ello, hay que celebrar iniciativas como la propuesta por la Sala Beckett de Barcelona, “DO Illes Balears”, en la que durante la semana del 18 al 23 de abril acercaron al público catalán la creación contemporánea balear, realizada por artistas isleños. En ese marco, hubo actividades como mesas redondas; conciertos de Joan Miquel Oliver, Leonmanso y Joana Gomila; lecturas dramatizadas de obras de Sergio Baos, Toni-Lluís Reyes y Aina de Cos; el montaje Dels llargs camins, ganador en 2014 de los premios al mejor texto y al mejor espectáculo que concenden los Teatres Públics de les Illes Balears; y hasta degustaciones de productos de las islas.
Dels llargs camins, con autoría de Jaume Miró y dirección de Joan M. Albinyana, es una pieza de teatro documento y de teatro de la memoria. A partir de una foto escondida durante décadas detrás de otra foto familiar, el autor trata de reconstruir los destinos de los hombres que aparecen en ella, para lo que se sirve de los testimonios recogidos por el historiador e investigador Jaume Morey. Miró, como ya hiciera en Diari d’una miliciana, dramatiza sobre los episodios ocurridos en las islas durante la guerra civil para acercarlos al público a través del teatro. Con gran acierto, además, plantea perfectamente el contexto de esa guerra, cómo va gestándose ese odio fratricida desde las huelgas de 1934 entre la derecha y la izquierda, y qué supone una guerra civil en una isla, de la que no hay modo de escapar, puesto que como frontera sólo está el mar. El grupo de la fotografía corrió distintas suertes: algunos murieron, algunos estuvieron escondidos durante años, otros acabaron en campos de concentración, en cárceles, y otros en el exilio.
La obra sigue con especial interés la trayectoria del alcalde del pueblo, hecho que permite reconstruir también la peripecia del exilio en Francia: las promesas de libertad del país vecino que terminó por encerrar a cientos de miles de republicanos en campos de concentración en las playas del sur del país, en unas condiciones lamentables. Cómo sobrevivieron a eso los exiliados después y cuál fue su vida en el exilio. Y, en algunos casos, si tuvo lugar o no la vuelta, el retorno, y en qué condiciones y circunstancias.
La propuesta escénica resulta de lo más atractiva, con un montaje sencillo pero muy efectivo, interpretado con talento y naturalidad por Sebastià Adrover, Gabriel Bisquerra, Miquel Àngel Torrens y Joan Manel Vadell, y la música en directo del propio director, quien se encarga también del diseño escenográfico y de iluminación. La pieza mantiene el ritmo y el interés en todo momento, y logra que el espectador empatice con esos hombres en esas circunstancias, ya que los retrata desde su lado más humano y vulnerable. No pinta unos héroes republicanos sin tacha, sino que refleja sus contradicciones, su miedo, e incluso sus faltas. La musicalidad del dialecto balear, por otra parte, añade otro punto de interés y atención para el oído del catalán “estándar”.