Ane recibe de manera anónima y semanalmente y de manera misteriosa un ramo de flores. Hay colocadas una flores que señalan la curva de una carretera. Son humildes pretextos que vienen a impulsar una leve trama de una cinta centrada en un mirado retrato de tres mujeres y sus circunstancias. Quizás en esta película se aborde un asunto que en apariencia podría ser banal –salvo para sus protagonistas que lo viven-, sin embargo es la mesura y la delicadeza lo que envuelve el todo, sin alardes ni pretensiones, la modestia viene a certificar un amor por esos tres familiares personajes, que se nos revelarán a medida del tiempo cercanos.
Ane y Lourdes, sus cotidianas vidas laborales. Ane trabaja en una oficina de una obra en construcción. Lourdes trabaja en una taquilla de peaje. Ambas tienen un desconocido y efímero nexo común, que es Beñat y luego otro; su madre Teresa (ejemplo de la matriarca vasca). Serán desde luego las flores las que determinen ese nexo común entre ese trío femenino.
La importancia de Loreak radica en comprender la importancia de cómo esa aparentemente leve trama se despliega, en la capacidad que la misma tiene para ir anotando detalles reveladores del desgaste de la vida de las dos parejas, en esa necesidad que Ane tiene de ilusionarse con la esperanza de que ese hecho de recibir flores ilumine su monótona vida, en esa no esperable delicadeza de ese «díselo con flores» por parte de un personaje masculino sin pulimentar en apariencia, siempre amedrentado por la presencia de la matriarca, en los precisos apuntes ambientales que también son caracterizadores de los personajes…
Lo que une a estos tres personajes queda diluido rápidamente y es precisamente ese vacío lo que insospechadamente va a aproximar al triángulo femenino que va apoderándose de la cinta, siempre de manera sutil y atenta de aquellos mínimos gestos que revelan la propia naturaleza del punto de vista de los dos realizadores, al confrontarse con esta historia narrada. Es quizás aquí donde viene a radicar la plena sustancia de la propuesta que rehúye de todo vislumbre de pretenciosidad.
Los realizadores son capaces de desenvolverse en los territorios de una mínima historia, sabiendo desde luego adaptar la puesta en escena y un trabajo interpretativo que permite expresarlo todo desde la mirada.
Imágenes: Moriarti Produkzioak