Los medios de comunicación y la publicidad difunden unos estándares de belleza imposibles de alcanzar, lo cual afecta a la sociedad –en especial a las mujeres- llegando a provocar graves trastornos de salud. Para evitar que estos anuncios e imágenes que nos ofrecen la televisión, la prensa o la publicidad, afecten cada vez más a un número mayor de personas, varias firmas han promovido campañas que intentan explicar que el cuerpo perfecto no existe.
A lo largo de la historia, los estereotipos de belleza han ido cambiando constantemente. No obstante, todos ellos establecen el cuerpo de la mujer como un objeto, obligándolas a realizar contantes esfuerzos y sacrificios para conseguir el considerado “cuerpo perfecto”.
En los años 50 se llevaban las mujeres de caderas anchas y piernas voluminosas como Marilyn Monroe o Sofía Loren. En esta época la publicidad comenzó a difundir hábitos de belleza, enfatizando el cuidado del cuerpo. En los 60 se pone de moda la minifalda y comienza a imponerse la delgadez extrema. A lo largo de los 70 adquieren protagonismo los cuerpos delgados, y poco a poco lo van haciendo los pechos grandes.
Los años 80 suponen grandes cambios. Las mujeres más admiradas por su físico fueron Claudia Shiffer, Naomi Campbell y Elle McPherson. Durante esta década las mujeres comienzan a exponer sus cuerpos al público durante el verano y así aumenta el ejercicio físico que se practica. Es en los años 90 cuando comienza a hablarse de trastornos de la alimentación, pues el canon de belleza impuesto por la sociedad es casi imposible y muchas mujeres pretenden alcanzarlo.
En pleno siglo XXI encontramos un número cada vez mayor de personas que se preocupan excesivamente por su imagen. Esta búsqueda de la perfección tiene diferentes formas de manifestarse: anorexia y bulimia nerviosas, vigorexia, dismorfia corporal, etc. Cada una de ellas tiene unos síntomas específicos pero todas tienen en común la excesiva preocupación por la imagen corporal y la distorsión de la realidad frente al espejo.
Esto ocurre porque en las últimas décadas, ser físicamente perfecto se ha convertido en uno de los objetivos principales de las sociedades desarrolladas. Se considera que el aspecto físico es la clave del éxito, y que la belleza es felicidad y salud. Gran parte de la culpa de esta equivocada percepción la tienen los medios de comunicación que nos bombardean constantemente con imágenes de modelos perfectos que en ocasiones llevan a muchas personas a sacrificar su salud por conseguir alcanzar estos ideales.
Para concienciar a la sociedad de la imagen perjudicial que estaban creando los medios de comunicación, en septiembre de 2013 algunos investigadores de Harvard llevaron a cabo un estudio, ‘The real truth about beauty: a global report’, en el que interrogaron a 3000 mujeres de diez países diferentes acerca de la percepción que tenían sobre sí mismas. Tan solo el 2% de las seleccionadas se autodenominaron bellas.
Además del estudio ‘The real truth about beauty’, se han realizado otros de igual índole. La marca estadounidense de productos de higiene y cuidado personal Dove decidió en 2010 establecer el «Movimiento Dove por la Autoestima», que pretende actuar como agente de cambio para inspirar y educar a las mujeres en una definición más amplia de la belleza. Esta iniciativa significó para muchas mujeres celebrar la belleza real y construir su autoestima. Hasta la fecha, estos programas han llegado a más de siete millones, con el propósito de alcanzar los 15 millones al final del 2015.
Los estudios y estadísticas que se precisan dejan claro que la publicidad y los medios de la comunicación influyen considerablemente en la autoestima de las mujeres y la imagen que estas tienen acerca de su físico. Por este motivo, en muchos países se han tomado medidas al respecto.
El pasado 17 de marzo, Marisol Touraine, la ministra de Sanidad francesa, aseguró que de acuerdo con la ley de Salud que promueve el diputado socialista Olivier Véran -médico especialista en neurología-, la Asamblea Nacional Francesa podría prohibir la incitación a la anorexia fijando penas que van de los seis meses de cárcel a una multa de hasta 75.000 euros; obligando a las modelos a presentar un certificado que precise su índice de masa corporal (si no cumplen el mínimo deberán renunciar a la pasarela).
Otro caso es el de la famosa marca de lencería Victoria’s Secret, la cual se vio obligada a cambiar el eslogan “El cuerpo perfecto” de su última campaña publicitaria, lanzada en noviembre de 2014, por la frase “Un cuerpo para cada una”. La aparición de este mensaje bajo una fotografía de varias modelos extremadamente delgadas en ropa interior escandalizó tanto a todo el público que Change.org organizó una recogida de firmas para cambiar el lema del anuncio, y con unas 30.000 firmas lo consiguió.
Hay que decir que los estereotipos “ideales y perfectos” que intentan implantar los medios de comunicación no solo afectan a las mujeres. Aunque la mayoría de los trastornos alimentarios se dan entre el género femenino –siendo más común en adolescentes-, también hay hombres que sufren, aunque en menor medida, estos problemas. Por desgracia, el número de personas afectadas por este tipo de enfermedades va in crescendo y las campañas en contra de la perfección no hacen justicia a las que están a favor.
Imágenes: Paula Pastor/Dove/Victoria´s Secret
Una idea sobre “Los medios de comunicación y “el cuerpo perfecto””
gracias por nada no me sirvio de nada