Al oír el nombre de George R. R. Martin, muchos enseguida lo asociaréis a su serie de novelas Canción de hielo y fuego, la cual empezó allá por 1996 y a día de hoy muchos siguen esperando impacientes su sexta y penúltima entrega (se estima que llegará a lo largo del próximo 2019). Por otro lado, los más seriéfilos también le conocen por la adaptación televisiva de sus novelas, llamada como el título de su primer libro, Juego de tronos, cuya esperada octava y última temporada llegará a nuestras pantallas también en 2019.
Pero no solo de Juego de tronos ha vivido George R. R. Martin. Si retrocedemos unos cuantos años vemos que ha sido autor de otras novelas mucho más cortas que su obra cumbre, tales como Muerte de la luz, Refugio del viento, Sueño del Fevre, El rag del Armagedón, Hunter’s Run, o la obra que vengo a reseñar, Los viajes de Tuf, una novela que regresa una vez más a nuestras librerías de la mano de Ediciones B a través de su colección Nova.
Publicada originalmente alrededor de 1976 para la revista Analog Science Fiction ad Fact y posteriormente recopilada en una única novela en 1986, Los viajes de Tuf son una serie de relatos cortos en los que nos cuentan las diferentes aventuras que va viviendo Haviland Tuf, un mercader de profesión que, por diversas circunstancias, acaba cambiando su oficio por el de ingeniero ecológico, enfrentándose a una serie de problemas ambientales a lo largo de diferentes planetas.
A diferencia de otras novelas de aventuras, George R. R. Martin nos presenta a un protagonista de lo más atípico: un hombre de gran tamaño (tanto a lo largo como a lo ancho), calvo, desapasionado, bebedor, metódico, vegetariano, odia el contacto físico y es un gran amante de los gatos. Un personaje que, sin duda, en muchos aspectos nos recuerda a su propio autor y que, a pesar de su manera de ser, acabas encariñándote muy rápido de él.
Al igual que en Canción de hielo y fuego, en Los viajes de Tuf se nos presentan una buena y gran variedad de personajes cuyos nombres difícilmente olvidaremos al estar nombrándolos continuamente. Y al igual que en Canción de hielo y fuego, una amplia cantidad de ellos acabarán muriendo. Aún así, cabe destacar la importancia que le da George R. R. Martin a todos y cada uno de ellos, teniendo una personalidad única independientemente de su duración en la obra. Pero sin duda quien se lleva la palma es Haviland Tuf, cuya manera de pensar a la hora de desenvolverse en sus diversos problemas enganchará rápidamente a los lectores desde el primer relato, sintiendo una amplia curiosidad por saber de qué manera resolverá Tuf la próxima situación.