Para hoy y mañana hay convocadas concentraciones y marchas en decenas de ciudades de todo el globo contra el cambio climático.
Se la denomina la movilización climática de los pueblos y tiene su punto de partida en la ciudad que nunca duerme, Nueva York, este domingo 21 de septiembre. De forma paralela, se celebra cientos de eventos en varias localidades del mundo reclamando la acción política. La cita no se ha escogido casualmente porque se realiza dos días antes de la cumbre climática de Naciones Unidas que reúne a 120 jefes presidentes junto a varios jefes de Estado. Estas concentraciones se presentan como una llamada de atención hacia el cambio climático como un fenómeno sin retorno, donde el planeta vive un estado febril según más de doscientas cincuenta organizaciones participantes.
La convocatoria se ha extendido a ciudades como Londres, Madrid, Nueva York, París, Londres, Berlín, Melbourne, Lagos, Estambul, Delhi o Johannesburgo y Río de Janeiro. En la capital española, WWF, Equo, Greenpeace, Amigos de la Tierra o Ecologistas en Acción se reunirán frente al Ministerio de Medio Ambiente a las 11.30 de la mañana con la pretensión de convertirse en una gran movilización contra el cambio climático.
“Cuando los seres humanos tenemos fiebre nos preocupamos y tomamos medidas urgentes”, explica la Declaración de Nueva York sobre el Cambio Climático. Sabemos que una temperatura excesiva “puede causar una situación de coma e incluso muerte”. Lo mismo ocurre con un planeta que tiene fiebre muy alta, recuerda la carta.
“Nuestro único recurso es tomar medidas ahora. No cualquier acción, sino la acción apropiada y oportuna”. Hay recetas precisas de lo que se tiene que hacer ya. Compromisos inmediatos para que el incremento de la temperatura no supere 1,5 grados centígrados, como dejar el 80% de las reservas de combustibles fósiles sin extraer, para controlar así las emisiones de gases de efecto invernadero; frenar la loca carrera por el petróleo y potenciar las energías renovables; reducir los transportes, que tantos gases nocivos provocan, fomentando consumo y agricultura locales; apostar por una gestión de residuos que llegue a cero desechos.
La declaración firmada por colectivos y organizaciones de todo el mundo también aclara cuáles son las recetas equivocadas, entre ellas la de convertir la naturaleza en un mercado de compra venta y recurrir ciegamente a soluciones tecnológicas. Se menciona también cuál sería la cura preventiva para ir a la raíz y evitar que la fiebre alta se repita una y otra vez.
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Fotografías: Mar Morales