El escritor británico regresa con Nunca, su nueva novela editada por Plaza & Janés en los últimos meses del pasado año. Desde Los pilares de la Tierra, Ken Follett no ha dejado de publicar, logrando éxitos consecutivos que le mantienen como uno de los autores más vendidos, mientras colabora con organizaciones que promueven la alfabetización y la ayuda a la dislexia y con asociaciones benéficas.
Como el escritor acostumbra a sus lectores, en Nunca también se trenzan tres historias que convergerán en el desenlace: en el mismo tiempo histórico surgen tres tramas desarrolladas en diferentes territorios, China, Estados Unidos y las fronteras entre República de Chad, Libia y Níger. Partiendo del análisis de los enfrentamientos de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial, Follett cultiva el terreno para engendrar un hipotético futuro en el que las rivalidades y las hostilidades entre los países emergen. El planteamiento es posible y realista, lo que nos infunde un temor por los acontecimientos que el futuro nos pueda deparar.
Actualmente somos testigos de las rivalidades entre China y Estados Unidos, con intereses económicos y políticos similares. Así, en esta novela, la oposición entre las potencias aumenta, originando una guerra fría que nos recuerda a la vivida en el pasado siglo XX. El autor refleja que los errores históricos pueden repetirse a causa de las ambiciones humanas y del poder económico de las empresas, y que imaginar una Tercera Guerra Mundial no es, en ningún caso, descabellado. No obstante, como ha aclarado Follett, todos los personajes de la novela son ficticios, aunque es posible que sus actuaciones pudieran ser similares a las de nuestros políticos y mandatarios internacionales.
Junto al entramado bélico, surgen dos historias de amor, en las que los personajes encuentran las fuerzas necesarias para oponerse a su destino y, con sus sentimientos, intentan sobrevivir a las más crueles circunstancias. El lector, atrapado por los acontecimientos, encuentra alivio en los episodios sentimentales que suavizan la trama, convirtiéndose en el cómplice de los protagonistas.
Alejado de la novela histórica, en esta ocasión Ken Follett se acerca a la novela de espionaje, cogiendo elementos del thriller y construyendo una obra apasionante que logra enganchar al lector y hacerle disfrutar con cada página. Si algo ha demostrado el escritor es que tiene la capacidad de generar lectores incondicionales, que le siguen novela tras novela, sustentando su apoyo en ventas y sin la necesidad de obtener premios literarios para construir su éxito.