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«Ojos que ven»…, fotografía para la integración

Hoy se celebra el día internacional del síndrome de Down. La muestra fotográfica “Ojos que ven, corazón que siente” arrancó el pasado mes de enero en la capital chilena y en ella han participado más de una veintena de profesionales, así como cerca de un centenar de niños afectados por este trastorno.

La imagen sirve como vehículo para sensibilizar, empoderar, denunciar, inspirar y unir personas. Así, podemos encontrar con frecuencia manifestaciones artísticas, culturales o sociales comprometidas con un mundo cambiante compuesto por colectivos que exigen cada vez más visibilización. Un ejemplo de ello –aunque en la Red no cuesta encontrarlos por cientos- es la campaña de Pro Infirmis, “¿Quién es perfecto?”

Es esta supuesta condición de normalidad la que también cuestiona Ojos que ven…, proyecto que se apoya en la idea de que la igualdad entre personas se basa de las propias diferencias que nos identifican. Desde ahí, su espíritu es contribuir al desarrollo y la integración de los afectados por este síndrome. En opinión de Virginia Franco, logopeda, aunque todavía persisten en la sociedad algunas ideas equivocadas “se ha avanzado mucho en la integración  social y educativa de este colectivo”. Su inserción laboral es otro reto que, observamos, se está llevando a cabo; en el caso español, sin embargo, hay muchas dificultades debido a la situación socioeconómica. «Las asociaciones están haciendo un gran trabajo en lo que a integración y atención a las familias se refiere; Down España tiene muchas asociaciones repartidas por el país que hacen una labor insustituible”, apunta.

‘Keep calm, es sólo un cromosoma más’. El 21 de marzo es una fecha significativa para dedicársela a este síndrome: la trisomía (3) o copia extra del gen número 21 del ser humano.

De lo que se trata, pues, es de aprender a mirar; de que el espectador no desvíe los ojos cuando ve a una persona con síndrome de Down, que no perciba -como es común- un trastorno que oculta a una persona. El pasado 18 de enero el Parque Forestal de Santiago de Chile aparecía sembrado de enormes instantáneas, y el trasiego de curiosos no se detuvo el día de la inauguración. No todas inmortalizaban a los pequeños en momentos perfectos, por supuesto. Tal como indica Franco, “se tiene la idea de que son felices, que sonríen todo el tiempo o que son muy cariñosos. Pero la realidad es que cada persona es un mundo y tienen su forma de ser, como todos nosotros”. Encuentros casuales, retratos elaborados después de horas de trabajo, imágenes que conjugan emociones y vivencias… la iniciativa gravita en torno a un poderoso eje de complicidad: cámaras y niños, padres y fotógrafos, jóvenes modelos que se convierten en compañeros de juegos. La labor de los profesionales, que se ha revelado en trabajos enternecedores y memorables, refleja el lado más humano de la fotografía. “Trabajar con personas con discapacidad en general te enseña las ganas de vivir y de superarse cada día. Son pequeños pero muy fuertes”, en palabras de Franco.

En febrero las obras fueron trasladadas a Viña del Mar, y ahora se hallan de nuevo en la capital hasta septiembre. Ojos que ven… pretende ir más allá de la exhibición urbana: el siguiente paso, programado para mayo, consistirá en lanzar el libro que recopile todas las experiencias derivadas de este trabajo. Podéis seguir a Ojos que ven… en sus diferentes cuentas: Facebook, Twitter e Instagram.

Imágenes cedidas por Pamela Fernández-Corujedo

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