Esperaba sentada en uno de los sofás del Auditorio cuando se me acercó Pascual Osa. Tan acostumbrada a ver al director de orquesta desde el público, dirigiendo sobre el podio batuta en mano, se me antojaba extraño tenerle a mi lado caminando. No necesité más que unos minutos para darme cuenta de que la cercanía que muestra con los músicos forma parte de él. Al poco, estábamos inmersos en la entrevista, ocupando una de las salas de ensayo mientras llegaban a nuestros oídos lejanas melodías de chelo. Me permití el lujo de abstraerme por un momento y ser consciente de la situación. Estaba entrevistando a una de las personas responsables de que en mi MP3 se encontraran Salvador Bacarisse, Smetana o Prokofiev en el lugar al que llevaba yendo a oír conciertos de música clásica, y dónde me aficioné a ella, desde los seis años. Pascual Osa, el que había sido durante 9 años el director del programa El Conciertazo, continúa con su andadura en la Orquesta y Coro Filarmonía, formando parte de la agenda del Auditorio Nacional con una temporada propia además de diversos conciertos de carácter más especial, como el que ofreció el pasado jueves.
P: ¿Qué hay detrás de lo que se ve en los conciertos del trabajo de director de orquesta?
R: Hay mucho trabajo, muchas horas, mucha dedicación y, en muchas ocasiones, apenas se aprecia. Al público que escucha un concierto simplemente le parece que nos hemos reunido en ese momento. La parte del director es importantísima, porque tiene que tener muy claro el concepto de la obra que se interpreta y eso lleva muchas horas y dedicación de estudio, no solo de la obra sino de todo el entorno que rodea la música.
P: ¿Todo se hace en los ensayos con la orquesta o se lleva trabajo a casa?
R: El trabajo está en casa, la orquesta es el último paso. Antes de ponerse a dirigir en el primer ensayo, hay muchísimo trabajo hecho.
P: ¿Cuántas horas aproximadamente hay de trabajo detrás de un concierto como el que dio ayer?
R: Han sido cuatro ensayos de cuatro horas cada ensayo, más el trabajo hecho en casa. Llevo más de medio año estudiando esa partitura.
P: ¿Qué secretos esconde el lenguaje de gestos y señas que utilizan los directores de orquesta?
R: El director tiene que expresar con los brazos toda la música que se está transmitiendo. Debe ser el hilo conductor de lo que se está produciendo en el escenario al público. Cada gesto y, más en concreto, la técnica de dirección que yo utilizo, que es de la escuela Celebidache (una de las primeras escuelas creadas en el siglo XX que intenta explicar y analizar el impulso del gesto, el concepto más básico de la dirección de orquesta), tiene un motivo. Si se dirige un piano tienes que mover los brazos muy poquito, si es más fuerte tienes que utilizar todo tu espacio eufórico. Que el público vea que ese gesto está acorde a lo que está sonando. Es más, el gesto va por delante de lo que está sonando. Yo tengo que ir siempre por delante de lo que quiero que se produzca en ese momento.
P: Al empezar sus estudios en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, ¿tenía pensado dedicarse a la dirección de orquesta?
R: No, en principio yo comencé mi carrera como percusionista y llegué a la dirección de orquesta porque quería ampliar mi formación como instrumentista. Fue una consecuencia. Lo que pasa es que al final me sumergí en este mundo y me ha conquistado.
P: ¿Por qué la música clásica mueve menos gente que el fútbol?
R: Porque estamos en un país al que, por desgracia, culturalmente le queda mucho por andar, especialmente en el mundo de la música clásica. Vamos con mucho retraso y vamos a seguir con mucho retraso hasta que las políticas educativas no se lo tomen en serio. En países como Alemania o Austria, ser músico es un honor, un estatus. En España, mi propio padre, cuando le dije que me quería dedicar a la música, me preguntó si de esto se podía vivir. Eso te lo dice todo. Es triste el panorama, hay mucho por hacer porque no se va a la raíz, que es la infancia. La música hay que introducirla desde niños en los colegios y de manera muy consciente. Para mi un país culto es un país rico. Y este es uno de los problemas más graves que tenemos en España.
P: ¿Cómo han afectado los recortes en presupuesto cultural a las orquestas?
R: Han afectado muchísimo, sobre todo en las políticas de programación de los teatros, que no hay un duro. Antes, la Orquesta Filarmonía iba casi siempre “a caché”. La orquesta tenía un precio fijado. Ahora en cambio vas “a taquilla”, te dan el teatro, tienes que pagar incluso un canon al teatro y te tienes que hacer tu propio productor. La crisis ha sido devastadora, si a eso le añadimos el atraco que ha hecho este gobierno con el IVA, es para que se parara todo. La maquinaria cultural tendría que pararse, porque no aprecian el valor que tiene la cultura. Han sido muy sangrantes las políticas que se han aplicado a la cultura, especialmente a la música clásica.
P: ¿Cuál es el público al que llega la música clásica en España?
En líneas generales, es un público más bien adulto.
P: ¿Cree que los conciertos de bandas sonoras de películas atraen a un público más joven?
R: Por supuesto, el público de música de bandas sonoras es un perfil que sería estupendo que lo tuviéramos en la música clásica. Yo cuando hago algún concierto con estos programas, es un público entusiasta de una manera feroz. Esta música es un instrumento muy importante para atraer a la gente a los conciertos de música clásica.
P: ¿Qué opina de que a este público joven le atraiga la música de artistas como Miley Cyrus o Lady Gaga, por ejemplo?
R: Creo que hay dos tipos de música, la buena y la mala. Creo que en la música actual, especialmente en la música pop, hay gente buenísima. El público joven sabe que música es buena. Hoy en día la música va siempre arropada de un buen espectáculo, que yo creo que es una de las cosas que nos falta al mundo de la música clásica. El formato del concierto sinfónico, un auditorio con la misma luz y tal, es un formato que tiene muchos siglos que o evoluciona o se para. Porque los conciertos de música actual, pop o rock, ya es tan importante todo lo que les rodea como la propia música. En la música clásica tenemos que ir hacia esa línea. Tenemos que evolucionar. Ayer por ejemplo, que estaban los personajes de Star Wars eran casi o más importantes que la misma música. La gente no solamente se enriquece escuchando, se enriquece visualizando.
P: Los Angeles Times sacó en abril un artículo acerca del uso de la música clásica para ahuyentar adolescentes problemáticos de zonas públicas. Una idea que luego cogieron cadenas como McDonald´s o 7-Eleven. ¿Qué opina al respecto?
R: Me parece la mayor atrocidad. Y esas atrocidades, como veo, solo pasan en Estados Unidos. Es un insulto a la música clásica.
P: Este artículo también mencionaba que se usaba música clásica en las estaciones de tren para ayudar a prevenir vandalismo y otros crímenes, ya que neutraliza la agresividad e impulsos destructivos y crea una atmósfera más pacífica. ¿Qué otras propiedades diría que tiene la música clásica?
R: La música clásica transmite todas las sensaciones, transmite relajamiento, paz, guerra, todo. Sirve tanto para excitar como para crear sensación de calma.
P: En su concierto de ayer ayudó a promover la tarea de la Fundación Juegaterapia que ayuda a niños enfermos de cáncer, además comentó que lo recaudado con las entradas del concierto del día 26 de diciembre irá para esta organización. Con este tipo de acciones, ¿puede la música cambiar el mundo?
R: No, ojalá. Esto es un pequeño grano de arena. Nosotros tomamos contacto con esta fundación porque nos parece que es una idea muy bonita y una de las cosas más importantes y más valiosas del ser humano es la salud, sin salud no hay vida. Tener un hijo enfermo es lo peor que te pueda pasar en la vida, se te cae el alma a los pies. Nos tocó mucho la fibra sensible y vamos a estar colaborando con ellos. En casi todos los conciertos vamos a tener una Fila Cero.
P: ¿Hay algún concierto, dentro de la historia de la música clásica, que le gustaría haber dirigido?
R: Me hubiese gustado haber dirigido el concierto cuando cayó el muro de Berlín. Este año se celebra el 25 aniversario. Eso fue impresionante. Creo que los conciertos de música clásica en estos actos pacíficos o de unión, pueden decir mucho.
P: El jueves dirigió el concierto de la banda sonora de John Williams para la saga Star Wars, ¿por qué este compositor? ¿Cuál es su banda sonora favorita?
R: Creo que John Williams es el compositor por excelencia de las bandas sonoras, el que más ha compuesto. Mi banda sonora favorita…¡hay tantas! Stars Wars es una de ellas, pero también me gustan de Alan Silvestri la banda de Polar Express, la de El regreso de la Momia, La lista de Schindler…
P: ¿Qué compositor y qué obra recomienda para aficionarse a la música clásica?
R: Yo recomiendo que se empiece por Johann Sebastian Bach y por toda la música que abarque el barroco. Es el padre de todos los compositores, de Bach nace y evoluciona toda la música clásica. Recomiendo “Magnificat”, una obra navideña suya, o sino sus suites, la 1 la 2 o la 3, que son muy bonitas.