Es común ver como las cadenas televisivas de todos los países apuestan por ficciones que hacen ver al espectador la vida cotidiana de una serie de periodistas que a través de una simple redacción nos cuentan su día a día, sus líos amorosos, su trabajo como informadores o sus rifis rafes entre ellos.
Ya no se llevan tanto las series de jovencitos y jovencitas encerrados en un instituto en el cual se pasan, supuestamente, todo el día sentados en las sillas de sus aulas con sus libros de todas las materias abiertos pero que, en verdad, estas ficciones no hacen más que contarnos las fiestas que estos adolescentes se pegan (hasta en días de diario), sus 101 ligues (a veces, es difícil saber quién se ha liado con quién porque en algunos personajes su lista es interminable) y sus problemas propios de la edad (que si sexo, que si embarazos, que si drogas, que si separaciones de los padres, que si bodas…) En serio, ¿tan común es que una chica de 16 años se quede embarazada o que tenga que casarse con un chico porque le obligan los padres? Para algunos puede que sí pero para mí, tanta desgracia en una sola persona no me la creo. Sensación de vivir, Al salir de clase, Compañeros, Nada es para siempre, El internado, Física o química… ya no son un producto novedoso.
Tampoco se lleva el cansar al espectador con tantas series que narren las peripecias de una familia, supuestamente, normal y corriente. Se acabó el enganche familiar por ver a Los Serrano, Cosas de casa, Médico de familia o La familia Mata. Comedia, amor y problemas entre la suegra y la nuera o entre dos hermanastros pueden ser un producto que suele funcionar pero que satura el mostrar siempre lo mismo.
Pero para mí, la ficción de periodistas es un tipo de ficción que no cansa. Y diré el por qué. Son productos que explotan todos los ámbitos posibles. Me explico. Una serie de periodistas atraerá a aquellos amantes del amor (siempre, siempre, siempre habrá un lío entre más de dos redactores de una redacción), cercanía (en esta misma redacción habrá algún vínculo familiar. Desde el jefe de la redacción que contratará a su hijo para que se postule como un nuevo becario hasta un tío con un sobrino o, simplemente, dos primos), acción (podremos experimentar sensaciones como tensión e intriga al ver el trabajo de los periodistas que tendrán que superar algún que otro obstáculo para poder llevar a cabo su trabajo), cultura (para los más culturales, se narrarán temas de actualidad que consigan ver al televidente una historia real dentro de una historia ficticia) y desafío (el de la mesa de atrás no traga al de delante y este al jefe y el jefe al becario… y así, sucesivamente. Esta trama hará ver al espectador cómo se pueden pisar los talones los unos a los otros y cómo hay una lucha constante por ver quién es el mejor).
Muchas series internacionales han conseguido encajar estas cinco piezas en su puzzle. The Newsroom o Studio 60 lo han conseguido a la perfección. Pero, ¿y en España? La serie Periodistas, emitida desde 1998 a 2002 en Telecinco, supuso un verdadero boom televisivo. Con 4 millones de espectadores de media y convirtiéndose en una de las mejores ficciones de la historia de nuestro país, hizo que muchos sintieran pasión y vocación por esta profesión ya que, por aquellos años, fue cuando miles de personas decidieron matricularse en la especialidad de Periodismo en las universidades españolas. También supuso que actores de aquella quinta se convirtieran en un verdadero hito en la actualidad. José Coronado y Belén Rueda no serían lo que son hoy en día sin Periodistas.
Esta última parece que a lo de ser periodista le coge gusto. B&B, de boca en boca se estrena el próximo 17 de febrero como una de las nuevas apuestas de Telecinco para esta temporada. Belén Rueda, Gonzalo de Castro, Fran Perea y Macarena García, son algunos de los actores que protagonizarán esta nueva ficción ambientada en una revista de moda. Una nueva ficción que tendrá dos posibilidades: bien, estrellarse como lo hizo hace bien poco Fenómenos en Antena 3 (la emisora de radio, Onda Futura, emitía casos paranormales. Una redacción en la que personajes como el de Luis Fernández, macarra a más no poder, o el de Ana Polvorosa, la típica chica pija, tonta y hueca no consiguieron calar en el corazón de la audiencia. Fue una comedia con frases hechas absurdas y en la que, tarde o temprano, te hacía darte cuenta de que habías desperdiciado 90 minutos de tu vida) o bien, convertirse en una serie de revelación y hacer que la gente vuelva a amar el Periodismo como profesión y como manera de vivir tal y como ocurrió en los años 90.
Fotografías tomadas de: Fotografía 1: www.formulatv.com
Fotografía 2: www.superpop.es