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Mattarella, nuevo Presidente italiano…pese a Berlusconi

Los intentos de Silvio Berlusconi por impedir que el candidato propuesto por el Partido Democrático Sergio Mattarella llegara a la presidencia finalmente no fueron suficientes y en la cuarta votación conseguía los votos necesarios, entre los que se encontraban apoyos inesperados.

Parlamento Italiano. Extraída de Wikipedia. Creative Commons.3 de febrero. Oficialmente Italia tenía un nuevo presidente. Sergio Mattarella juraba su cargo ante el Parlamento. Ese mismo órgano le había ofrecido el 66% de apoyo, superando las previsiones. Y es que, de los 1009 “grandes electores”, 665 votaron a su favor. Una cifra que significaba más que una victoria. No sólo había recibido los votos esperados de centroizquierda. Según los últimos datos, entre 30 y 40 respaldos procedieron de Forza Italia. Desoían así las exigencias de Silvio Berlusconi de votar en blanco. A estos apoyos inesperados se unieron también algunos del Movimiento 5 Estrellas.

En su primer discurso, durante treinta minutos, Mattarella abordó temas como la inmigración y el terrorismo internacional. Sin embargo, se distinguieron tres ejes fundamentales. La recuperación económica y la falta de trabajo fueron los dos primeros. Recomendó a la clase política la continuación de la inversión en el ciclo económico. Para él, la consolidación financiera y la iniciativa de crecimiento, articulado a nivel europeo, han de ir de la mano. “Es indispensable”, afirmó. Como también lo es dar solución a la ausencia de ofertas laborales. La realidad, especialmente marcada en el sur de Italia, forma parte de la “agenda urgente” de Mattarella.

Pero fue especialmente incisivo en el tema de la mafia y la corrupción, considerándolo una prioridad absoluta. El presidente comparó las mafias con “un cáncer penetrante que destroza las esperanzas, impone yugos y pisa los derechos”. Este siciliano, cuyo hermano murió a manos de la Cosa Nostra, no quiso olvidar a los “héroes”. Personas que luchan por su fin, arriesgando su vida. Así, recordó nombres como los de los jueces asesinados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

En cuanto a la corrupción, considera que ha llegado a un “nivel inaceptable”. “Devora los recursos que podrían ser destinados a los ciudadanos y penaliza a los honestos y capaces”, aseveró. La solución: recuperar la “imagen eficaz” del jefe de Estado como árbitro “imparcial que hace cumplir las reglas”. Unas palabras que fueron muy bien recogidas por los parlamentarios, que rompieron en aplausos. No obstante no fue la única vez. Este tipo de interrupción fue una constante durante todo el discurso del presidente.

A Sergio Mattarella lo definen como un hombre dedicado al trabajo, a su familia y al estudio. De ahí que sus amigos le dieran el apodo de “monje laico”. Hijo, padre y hermano de políticos, este jurista democristiano de 73 años había preferido la docencia. La muerte de su hermano Piersanti, entonces presidente de la región de Sicilia, cambió sus planes. En 1983, el profesor de Derecho Público de Palermo entraba en el Parlamento. Comenzaba una larga carrera política.

Sergio Mattarella discurso. Extraída de WIkimedia. Creative CommonsEl hoy presidente de la República italiana ha sido cinco veces ministro. Además, fue relator de la ley electoral de 1993, más conocida como “Mattarellum”. Fundador junto a Romano Prodi de la coalición de izquierda el Olivo, fue el primer ministro de Defensa capaz de eliminar el servicio militar obligatorio. Sin embargo, quizá su acción más recordada sea la que llevó a cabo en 1990. Mattarella, ministro de Educación dentro del gobierno de Giulio Andreotti, dimitía. Era su forma de protestar por la aprobación de una ley que protegía el monopolio de Berlusconi sobre las televisiones privadas. Desde entonces se ha ganado el título de “firme garante de la Constitución”. Un papel reforzado desde su elección como juez del Tribunal Constitucional en 2011.

Pese a dicha trayectoria, prefiere mantener un perfil bajo. Amante de la discreción, evita siempre que puede las cámaras y tiende a hablar en voz baja. Un carácter totalmente opuesto al de primer ministro Matteo Renzi. Además, si bien ambos son miembros del Partido Democrático (PD), pertenecen a alas distintas. Mattarella pertenece al ala izquierda, muy crítica con las políticas de Renzi. Por ello, su elección como candidato es considerada por los analistas como una “gran maniobra política”. Por primera vez el PD se ha mostrado unánime en la votación y en los elogios a Renzi por su decisión. Una reacción que contrasta con la del hasta ahora “aliado” del primer ministro.

Silvio Berlusconi ha sido decisivo en la aprobación de la nueva ley electoral. Por ello, esperaba que su apoyo en los últimos meses se viera reflejado en un candidato favorable a su causa. Esto es, la obtención de un salvoconducto tras ser condenado por fraude fiscal. Sin embargo, Renzi optó por uno de los “feroces enemigos” del Cavaliere.

Los poderes del Jefe de Estado vienen determinados por la Constitución italiana. Según esta, Mattarella tiene en su mano la elección del residente del Palazzo Chigi así como el poder de veto sobre los ministros. Además, si lo cree oportuno, puede disolver las Cámaras. El presidente saliente Giorgio Napolitano hizo uso de estas prerrogativas en dos ocasiones. La primera de ellas en 2011, cuando sustituyó a Berlusconi por el tecnócrata Mario Monti. Sin embargo, la mayoría no cree que Mattarella tenga el mismo poder que su antecesor. El motivo se encuentra en Renzi. El primer ministro ha demostrado que no va a dejar que nadie le haga sombra. Y eso incluye al presidente de la República.

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