La Voz Kids consigue su mejor registro en lo que va de temporada con la aparición de Iraila, la niña tristemente fallecida, y se anota un minuto de oro de 7,5 millones de telespectadores. En La Huella Digital analizamos el fenómeno y el revuelo levantado por la emisión del polémico programa.
En primer lugar y ante todo, vaya el pésame a la familia de la niña por delante. Nuestras más profundas condolencias desde los que hacemos la sección de Televisión en La Huella.
Ya metidos en harina, he de decir que lo del pasado jueves fue algo inédito, insólito, algo nunca visto en nuestras pequeñas pantallas (ya quisieran los de Gran Hermano giros de este estilo). Fuera de bromas, la noticia del fallecimiento de la pequeña aspirante Iraila sobrevino a principios de esta semana, pillando a todo Telecinco y su audiencia desprevenidos. Aún quedaban sus batallas por emitir, y éstas estaban programadas para este jueves (awkward!). Desde un comienzo, todos los medios nacionales, radios, periódicos y televisiones se hicieron eco de la trágica nueva, de la peliaguda situación y, por supuesto, del debate de si se debía o no emitir el programa.
A medida que fueron transcurriendo las horas, los confidenciales digitales coincidían en un aspecto: Telecinco sólo emitiría la gala con una condición, el expreso consentimiento por parte de la familia. Ya puedo imaginarme a esos directivos angustiados que pasaron de morderse las uñas a frotarse las manos, porque, no nos equivoquemos, tras la duda de la emisión del programa y de lo que supone trastocar un espacio de estas características, con el “sí” sobre la mesa, lo siguiente venía rodado, pues el morbo ya estaba servido. Y calentito.
Y así pasó lo que tenía que pasar. Los españoles, que no somos ni de lágrima ni de morbo fácil, renunciamos en masa a ver las actuaciones de Iraila, las cuales sólo consiguieron un ridículo 42% de share y 7,5 millones en el minuto de oro, cosa que, hoy por hoy, como bien es sabido, es de lo más normal, ya que ocurre cada día del año a excepción de Jueves Santo y Corpus Christi, cuando la gente aprovecha para ir a misa [modo ironía off].
El programa, en una palabra, arrasó. Yo no lo vi (y no critico al que lo hiciera), dije que me negaría a alimentar el efímero fenómeno, aunque sí seguí los comentarios, la mayoría de condolencias y alguno que otro jocoso, vía Twitter y lo visioné a posteriori, para realizar este artículo. No obstante, si bien al inicio del programa Jesús Vázquez transmitió un mensaje en el cual transmitía lo dolidos que se encontraban los miembros del programa y que contaban con la autorización de la familia en la emisión, el hecho, aunque justificado, fue el mismo: la niña salió a cantar para lograr audiencia y alimentar las arcas de Mediaset.
Me reafirmo en mi opinión sobre La Voz y su versión Kids. El formato es rotundamente brutal pero las actuaciones de los coaches (entrenadores) así como de su presentador Jesús Vázquez me parecen histriónicas y paroxísticas. La gala y su montaje se me convierten en una letanía de deseos, lágrimas, historias de superación que, durante las actuaciones, se transforman en puestas en pie, manos a la cabeza, exclamaciones y emociones sobreactuadas, tanto por parte del público como de los entrenadores. Se me hace demasiado denso y dulzón, por eso suelo decantarme más por Tu Cara Me Suena y, últimamente, por Cuéntame.
Sea como fuere, el desenlace de la historia fue el esperado. Desconocemos conversaciones, detalles, movimientos en la sombra ejecutados durante la semana, pero sabíamos por adelantado que Telecinco no nos podía defraudar en eso de vender casquería. Y el jueves nos sirvió una buena ración.
En medio de todo esto, es curioso un macabro detalle final. Como si su participación en La Voz Kids hubiera sido a la vez recuerdo y presagio de su vida, sabemos que la niña había superado previamente una primera batalla contra su enfermedad; no obstante y desafortunadamente, no pudo vencer en la segunda y pasar a las finales. Descansa, pequeña.
PD: mi reflexión final de telespectador de hoy es: “Si hubiera sido alguien de tu familia el que ocupara el lugar de la pequeña, ¿qué hubieras hecho tú?”
Fotografía propiedad de la página web es.wikipedia.org
4 ideas sobre “¡Qué voz ni qué niño muerto!”
Me parece patético y totalmente fuera de lugar este artículo, empezando por ese titular, carente de sentido común y además de ser de muy mal gusto, ¿cómo se le pudo ocurrir al autor? Se queja de las técnicas de captación de audiencia que aplica Telecinco cuando el hace lo mismo, incluso peor con ese titular que lejos de ser gracioso e ingenioso es bastante desagradable y totalmente inoportuno.
Dejando el titular aparte, el texto me parece más sacado de un blog que de un medio que intenta parecer ser serio, y me parece increíble que un texto de estas características pueda llegar a publicarse en la sección «cultura», cuando parece mas un articulo de opinión con tanto paréntesis y apreciaciones personales que realiza el autor, siempre queriendo intentar dar un toque humorístico con mala fortuna ya que ni lo consigue, ni es el artículo mas indicado para intentar hacerse el gracioso. Si bien estoy de acuerdo en la idea profunda (muy profunda) del artículo, al autor le recomiendo que se haga un blog, donde pueda poner ahí todas sus bromas de mal gusto en entradas subjetivas sobre temas de actualidad, que es lo que ha hecho con este artículo.
No se puede empezar un artículo dando el pésame a la familia de Iraila cuando se ha abierto con un titular tan desagradable como este. El programa se emitió con la actuación de la niña por decisión de la familia. Evidentemente, Mediaset es un negocio, y a diario saca beneficio de este tipo de situaciones de lágrima fácil. Pero si la familia lo autorizó creo que el asunto queda cerrado. Entiendo el enfoque del artículo, pero me parece de muy mala leche poner ese titular.
Como ex redactora de esta revista (genial como medio de prácticas, por cierto) me parece una broma que se de el OK a ese titular. Al final se ha puesto un titular amarillista en un artículo que se queja del amarillismo. ¿Es eso lo que queremos enseñar a los periodistas?
El título toma el mismo sentido que la actuación de Telecinco. Es una crítica en sí mismo. Dejad de ser tan serios y abrid más vuestras mentes.
Amen