Con la llegada del Mundial de fútbol todas las miradas se centran en Brasil, incluidas las de las redes de tráfico de menores que ven en el evento deportivo el escenario perfecto para desarrollar un negocio que ha convertido al país carioca en uno de los principales destinos con este fin.
Durante el Mundial la población brasileña aumentará en 600.000 personas. Esa es la cifra de turistas extranjeros estimada por el Gobierno carioca. Pero las autoridades dicen algo más. Un importante porcentaje de estas visitas acude al país atraído por algo más que el fútbol. “Vienen con la idea sobre el país que les fue vendida: que el sexo con menores es fácil”, afirma Liliam Sá. Para la presidenta de la primera comisión parlamentaria sobre la niñez explotada, la complicidad de la policía es clave en esta realidad. Muchas veces se convierten en parte de la clientela. Así lo muestra el testimonio de un joven de 14 años recogido por la BBC. “La policía nos ve haciendo esto y ellos quieren un poco también. Se aprovechan porque soy un muchacho prostituido, somos menores y realmente no les importa”.
Sin embargo, la raíz del problema se encuentra en la propia sociedad, donde los índices de pobreza son muy elevados. Los niños ven a sus madres y abuelas recurrir a la prostitución. De esta forma, se acaba viendo como una manera más de vida. Se normaliza. Los datos no son más que un reflejo. En la ciudad costera de Recife, por ejemplo, se calcula que uno de cada cuatro menores se prostituye. “Es fácil comprar una niña, es como comprar chocolate”, dice Carlos Da Bomb, consejero juvenil brasileño.
Pese a ello, las mafias también recurren al engaño. Gabriela, de 15 años, acudió a Copacabana creyendo en la promesa de un trabajo como camarera. Nada más lejos de la realidad. “Cuando llegué me dijeron la verdad, que tenía que prostituirme y me obligaron a hacerlo”. Las amenazas también comenzaron entonces. “Me dijeron que si no lo hacía me golpearían”, dijo a la BBC. Pero los menores no solo temen por su vida, sino también por la de sus familiares. “Ellos lo saben todo, dónde vivo. Si no respondo, harán algo contra mi familia”, asegura otro de los menores entrevistados por la televisión británica.
Hace cuatro años, Unicef afirmaba que unos 250.000 niños eran prostituidos en Brasil. No obstante, en 2013 sólo hubo 32.240 denuncias al respecto. Otra prueba de la normalización que denuncian los activistas. Y es que, Brasil es uno de los países con mayor turismo sexual. Una cuarta parte de los destinos turísticos del país cuentan con un mercado sexual activo para la explotación de niños y adolescentes. Así lo constaba el estudio de la Universidad de Brasilia realizado en 2006. Pero si se habla por regiones, el noroeste del país es la más afectada. Fortaleza, una de las sedes del Mundial, posee uno índices especialmente altos de menores víctimas de explotación sexual.
En un intento por frenar la situación el ministerio de Justicia brasileño ha puesto en marcha una restricción de entrada. Esta afecta a los extranjeros “condenados o involucrados en denuncias relacionadas con pornografía o explotación sexual de niños y adolescentes”. Pero la mayoría de los turistas sexuales infantiles, procedentes de Europa, son “gente normal”. Cada semana, operadores especialistas en vacaciones traen en vuelos chárter a miles de europeos en busca de sexo fácil y barato. España es el quinto país europeo con mayor número de turistas de este tipo. En concreto, más de 35.000 españoles acuden a Iberoamérica anualmente con este fin. Sólo superan este número Francia, Italia, Alemania y Bélgica.
En este contexto, las camisetas lanzadas por Adidas, uno de los promotores del Mundial, no fueron bien recibidas. En una de ellas se podía leer la frase “buscando anotar” junto a la imagen de una mujer en bikini. Las reacciones no tardaron. Entre ellas, las del presidente del Instituto brasileño de Turismo Flavio Dino. “La explotación sexual es un crimen inaceptable y no debe confundirse con ningún tipo de turismo. Queremos dejar claro que Brasil no tolera este tipo de crimen en su territorio”, manifestó a través de un comunicado. La marca deportiva tuvo que retirar las prendas de la tiendas y de su página web a escasos días de su puesta en venta. Pero eso no cambia la realidad. El movimiento de Adidas es solo una muestra de la imagen que se tiene del país más allá de sus fronteras.
La Coalición Internacional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe ha iniciado una campaña internacional. Bajo el lema “Mete gol al turismo sexual” se recogieron firmas a través de las redes sociales. Estas fueron entregadas el pasado 10 de junio a las 12 horas en las diferentes embajadas de Brasil del mundo. Pero solo es un primer paso. Los activistas reclaman al gobierno brasileño una mayor intervención. Más teniendo en cuenta la gran inversión realizada para el mundial y para las Olimpiadas de 2016. “Se trata de una cruel manera de arrebatarle a un menor su niñez y sus sueños», sentencia la parlamentaria Sá. «Son vidas perdidas».