Una semana después de que el Círculo de Bellas Artes de Madrid despidiera la muestra temporal World Press Photo 2014, repasamos las instantáneas que han formado parte de la exposición gracias al catálogo oficial editado por Blume.
Tal como señalábamos hace unos días, la exposición World Press Photo 2014 trajo a Madrid, por espacio de un mes, las impactantes imágenes que han participado en este certamen de fotoperiodismo, probablemente el más prestigioso a nivel internacional. Para acceder a la muestra, especialmente los últimos días, era necesario armarse de paciencia ante las largas colas que se formaban. La editorial Blume, un sello especializado en libros de gran formato, ha condensado miles de horas de extenuante trabajo de fotógrafos en un catálogo indispensable, que los visitantes podían adquirir durante su visita. Con una cuidada edición y presentación, sus 160 páginas a todo color nos transportan a los rincones más inusitados del planeta, donde bulle la actualidad, que no siempre es noticia.
Imágenes de un mundo en guerra, que continúa girando en perpetuo conflicto, pero también flashes de naturaleza, de vida familiar, de costumbres y tradiciones es lo que los amantes del fotoperiodismo encontrarán en este volumen. Tampoco nos olvidamos de los deportes, de los atentados -como el de Boston, perpetrado el pasado año-, de las víctimas de enfermedades mortales o de la lucha de algunos colectivos por lograr visibilización, como el caso de las personas LGTB en República Democrática del Congo. De entre más de 5.700 profesionales, el jurado ha tenido que seleccionar 53 instantáneas que serían las premiadas. Y entre más de 98.000 trabajos, el triunfo definitivo ha sido para John Stenmeyer, que congeló el momento en el que un grupo de inmigrantes africanos trataban de captar cobertura con sus móviles, presumiblemente para poder comunicarse con sus seres queridos.
Desentrañar las dinámicas, tendencias, objetivos y, en fin, el arte mismo de una disciplina profesional como el fotoperiodismo bien podría ocuparnos decenas de artículos. No obstante, el esfuerzo de muchos profesionales se centra en situar a uno o varios protagonistas en un contexto vital único y contribuir, así, a ir fabricando un hilo semiótico con el que tejer la Historia contemporánea; en suma, contar una historia en la que prime el factor humano sobre todos los demás. Algunos ejemplos que se fijan en nuestra retina son los de Nadja Casei, cuyo cáncer diagnosticado el pasado año no le impidió frenar su rutina deportista, o de Bobby Henline, desfigurado a causa de un atentado sufrido en Iraq y que hoy es un hombre reinventado a través de los monólogos y el mundo de la comedia.
Sin duda, esta es una pequeñísima muestra de historias a las que merece la pena asomarse. Los afortunados que disfrutamos de la muestra podíamos, paseando entre los rincones de la muestra, establecer nuestras propias nóminas alternativas de trabajos premiados, según las imágenes que más nos llegaran. Así, podría optar también a un más que merecido galardón principal el trabajo de Taslima Akhter, por su fotografía que inmortaliza el desgraciado derrumbe de un edificio, sucedido en 2013 en Bangladesh, o quizá la instantánea de Alessandro Penso, que capturó las condiciones de vida de los refugiados sirios en un gimnasio de Bulgaria (tal vez el secreto del poder de esta imagen reside en la máxima fotográfica de que muchas veces funciona mejor insinuar que mostrar explícitamente). En el intercambio de comentarios e impresiones de los visitantes se vislumbraban sensaciones variadas: impacto, emoción, admiración, extrañeza, simpatía… Pero, sobre todo, era el impresionante silencio que muchas fotografías nos inspiraban lo que más sobrecogía en la galería, en la que durante muchos momentos sólo se escuchaban los discretos pasos de los visitantes.
La imagen de este artículo es de rotativo.com.mx. Al fondo, Christian Vanegas, autor de esta instantánea, que participó en la muestra madrileña.