Emilio Losada construye un poemario inconmensurable en cuanto a técnica y capacidad emotiva. Actuando casi como un mero observador de la realidad, sus versos consiguen traspasar el alma.
Poemario premiado, merecidamente, con el Premio Andaluz de Poesía de Villa de Peligros y editado por la diputación de Granada, este libro de Emilio Losada es una incontestable obra de arte poética. Edición excelente, breve en páginas y extenso en la mayoría de los poemas, entre las Ventajas de estar en la ruina hallamos dualidades que pudieran parecer antagónicas, pero que en la hábil escritura de su autor se tornan felices hallazgos.
Por un lado tenemos el excelso y pulcro uso del lenguaje utilizado por Emilio Losada, con gusto por el castellano esmerado en la mejor tradición sudamericana y patria. Sin embargo nos encontramos ante un poeta completamente moderno en el estricto mejor sentido del término. Machado y Nicanor Parra, Luis Cernuda e incluso Mallarmé, habitan e inspiran los versos de Losada, pero también Umbral o Luis Martín-Santos en una gozosa reencarnación poética y actual. Este encuentro entre lo urgentemente ya clásico y lo moderno dota a los poemas que conforman Ventajas de estar en la ruina de un empaque lingüístico gloriosamente inusitado.
Por el otro, encontramos dos puntos de vista diferenciados en los poemas de Losada; en la mayoría el poeta actúa como un espectador, un narrador ajeno que colocara la cámara o el pincel para atrapar el verso. En otros es el propio autor en primera persona el protagonista del poema. Lo que sorprende es que en ambos casos el autor consigue una emoción que traspasa el alma. En los primeros, dueño de un maravilloso hiperrealismo poético, Emilio Losada retrata escenas (Escena urbana se titula precisamente uno de los poemas) y personajes con elegante tono canalla y bohemio, no exento tanto de crítica como de ternura. Un delicioso y magistral catálogo de almas y situaciones urbanas y reconocibles bajo el prisma lúcido del poeta. De este modo poemas como “Asunción” o “La opción (dédalo)” son verdaderas joyas.
En los poemas en que Losada utiliza la primera persona no duda en desnudarse o exacerbar esa crítica con tono cínico y tragicómico. De nuevo, la vieja y gran escuela poética de la que el autor hace gala. También alcanza en estos versos cotas sublimes, tanto en “Vindicación de una estrella”, “Revival” o “Alcohol blanco” Losada canta al amor fugitivo, al tiempo y la vida con voz cascada y excelsa. Mención aparte merece el último poema del libro; “Receso palaciego del hombre-gato” que me enmudeció literalmente por su incendiaria brillantez.
Ventajas de estar en la ruina es un poemario excelso e ineludible, oiga.