La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Vladimir Putin, tratan de acercar posturas para encauzar unas relaciones bilaterales marcadas por las diferencias sobre el conflicto ucraniano. Mientras tanto, continúan las tensiones entre Rusia y la Unión Europea y, pese a los esfuerzos diplomáticos, no ha cesado la violencia en el este de Ucrania, que ya ha causado casi 7.000 muertes.
La conmemoración del 70º aniversario de la victoria soviética sobre las tropas nazis ha sido una ocasión idónea para el acercamiento entre Angela Merkel y Vladimir Putin. La canciller alemana viajó hasta Moscú para participar en el homenaje a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial; posteriormente, mantuvo una conversación de dos horas con el presidente ruso en el Kremlin. Se trata del primer encuentro entre ambos mandatarios desde que hace tres meses se firmaran los acuerdos de Minsk, en Bielorrusia, para tratar de acabar con la violencia en el este de Ucrania.
Tras la conversación, ofrecieron una rueda de prensa conjunta donde se evidenció tanto la discrepancia entre ambos líderes como la voluntad de estrechar lazos para evitar que sigan deteriorándose las relaciones entre Alemania y Rusia por el conflicto ucraniano. Y es que el comercio bilateral entre la Federación rusa y Alemania ha experimentado una caída del 6,5% en 2014, tras la anexión rusa de Crimea, y del 35% en enero y febrero de 2015, tal y como ha expresado el propio Vladimir Putin.
Por esas razones el eje central del encuentro entre Merkel y Putin fue el conflicto del este de Ucrania, donde los separatistas prorrusos continúan su enfrentamiento con las fuerzas militares ucranianas. Angela Merkel afirmó en la rueda de prensa que el alto el fuego declarado en los acuerdos de Minsk no se ha traducido a la realidad, haciendo referencia a numerosos informes de la OSCE que recogen las violaciones de esa tregua. Asimismo, Merkel aprovechó para recordar que la única solución posible para el conflicto es la diplomática, e instó a Putin a utilizar su influencia con los separatistas para encauzar la situación hacia el fin del conflicto.
Vladimir Putin, por su parte, reconoció que el proceso de paz de Minsk está avanzando “con problemas”, pese a los cuales asegura que desde que se firmaran los acuerdos “el este de Ucrania se ha vuelto más tranquilo”. Además, ha hecho referencia a la importancia del diálogo entre el gobierno ucraniano y los separatistas para alcanzar la paz. Putin quiso dejar claro su interés por resolver el conflicto de forma pacífica, pese a las acusaciones de respaldar a los separatistas, e informó de que mantiene conversaciones constantes con los líderes de Alemania, Francia y Ucrania para intentar avanzar en el proceso de paz, coincidiendo con Merkel en que la vía diplomática es la única posible para ello.
Ambos líderes reconocieron la mala situación por la que actualmente pasan las relaciones ruso-germanas; sin embargo, se mostraron abiertos al diálogo y a la colaboración. La canciller alemana afirmó que su visita era una señal de que trabajan “con Rusia y no contra ella”, mientras que el presidente ruso expresó que su país considera a Alemania “como un país amigo, como nuestro socio”.
Otro de los aspectos a los que se hizo referencia durante el encuentro fueron las tensiones entre Rusia y la Unión Europea. Merkel reiteró la necesidad de acercamiento para restablecer la cooperación de la Federación Rusa y la UE, la cual se debilitó después de que Rusia se anexionara la región ucraniana de Crimea. Lo cierto es que el conflicto y las sanciones mutuas han provocado un descenso de los intercambios comerciales entre ambas partes, por lo que el presidente ruso, antes de su encuentro con Angela Merkel, aseguraba estar dispuesto a “restablecer plenamente” las relaciones con “Europa en general y con Europa Oriental y la República Checa en particular”, donde el encarecimiento del gas ruso ha incrementado la tensión.
Europa dirige sus esfuerzos a tratar de mejorar las relaciones con Rusia, pero el conflicto en Ucrania sigue amenazando ese acercamiento. En regiones como Donetsk se rompe a diario el alto el fuego, y la cifra de muertos y heridos sigue incrementándose. La OTAN se refiere explícitamente a la “significativa responsabilidad de Rusia” en el conflicto, y exige medidas al presidente ruso para que contribuya al proceso de paz y no a la escalada de violencia. Mientras tanto, Putin ha celebrado el 70º aniversario de la derrota nazi con uno de los mayores desfiles militares de la historia rusa: más de 16.500 soldados, 200 vehículos terrestres y 140 aéreos han formado parte de este acto, una exhibición del poderío militar ruso que evoca los tiempos de la Guerra Fría. Rusia ha demostrado ser una gran potencia mundial, pero su acercamiento a la Unión Europea parece inevitable para salvaguardar los intereses de ambas partes, las cuales no se pueden permitir la enemistad que se está fraguando desde hace más de un año, en un contexto de mercado globalizado, crisis económica e inestabilidad mundial donde la colaboración entre países parece ser un pilar básico para el bienestar de la sociedad en todo el planeta.