El pasado 11 de Octubre el director argentino más controvertido de nuestros tiempos, Gaspar Noé, estrenó su última película en España: Clímax. El director cuenta con un gran recorrido por el mundo de los excesos con películas como Irreversible conocida por la famosa violación que sufre el personaje de Monica Bellucci, Enter The Void en la cual nos ponemos en la piel de un drogadicto gracias a los planos subjetivos o Love, su última obra antes de Clímax, en la cual podíamos ver sexo explícito en 3D. Esta vez Gaspar juega con dos elementos: el baile y el ya recurrente mundo de las drogas. La película está protagonizada en su mayoría por auténticos bailarines, aunque podamos ver algunos rostros conocidos del cine como el de la actriz argelina Sofia Boutella, la cual ha participado en películas como La Momia o Atómica.
No hay vez en la que el director no sorprenda al espectador de una manera u otra en sus películas. En esta ocasión nos encontramos con un grupo de bailarines con una gran puesta en escena. Acompañados de canciones de grupos icónicos como Daft Punk, Rolling Stones o Cerrone los personajes se encuentran en un edificio con apariencia de colegio aislado en medio de la nieve. Aunque la entrada de la película sea una serie de entrevistas a los protagonistas el auténtico detonante es la primera coreografía de apariencia de secta satánica realizada por estos. Gaspar Noé juega perfectamente con los planos y consigue realizar un plano secuencia que introduce a toda la gente de la sala al espectador. Clímax te comienza a transmitir cierta energía y expectación al ver la gran pantalla llena de movimientos tanto por parte de los actores como de la cámara.
El baile es el hilo conductor del film de Noé, aunque sin duda alguna el elemento clave son las drogas. Corren los años 90 y el panorama de las drogas alucinógenas está en su momento álgido. El único elemento que podría distorsionar a los personajes hasta ese momento era una sangría casera, pero todo comienza a cambiar cuando se dan cuenta que alguno de los presentes ha puesto droga en la bebida. Agobio, angustia y desagrado son varias sensaciones que el espectador podrá experimentar desde este giro dramático hasta el final de la película. La cámara nos muestra a los personajes gritando, fuera de control, desquiciados… un marco de acción de situaciones extremas que actúan de guía durante toda la historia. Todo parece ser una pesadilla de la que uno quiere escapar cuanto antes.
Gaspar Noé siempre juega con los extremos. Es tanto el riesgo que esto supone que normalmente el espectador se posiciona a favor de la película o en contra. Las críticas suelen abundar en los trabajos del director argentino. Este año, el festival de Cannes ha querido saltarse esta tradición y ovacionar Clímax convirtiéndola en una de las obras que más dio que hablar. No cabe duda que haga lo que haga el director siempre consigue una cosa: dar que hablar. Por ello habrá que acudir a los cines a ver su última obra para disfrutar (o no) de esta historia macabra llena de luces de neón, coreografías macabras y LSD.