Eurovisión vuelve un año más. Las semifinales de este año ya han dejado momentos para comentar, así como comentables son los rumores a unas horas de la final. En La Huella Digital seguimos el minuto a minuto y te contamos el antes y el después del festival más mediático de toda Europa.
Una semana después de que Ruth Lorenzo, alias Derrein, se quedara sin fuerzas y tuviera que ser hospitalizada, ya está preparada y lista para bailar bajo la lluvia y comerse a Europa con papas fritas. Y es que las malas lenguas dicen que la artista, diva murcianica perfeccionista, quería encargarse ella misma de todo lo referente a su actuación (coros, iluminación, vestuario, realización, presentación del concurso, aplausos, reparto de botellas de agua, merchandising…). Y así le sobrevino el consecuente parraque y terminó viendo a House, que le recetó unas vicodinas y asunto arreglao.
Y a tal extremo llegó su obsesión, y esto sí que es verídico, que hace unos días, tras visionarse ella misma a sí misma después de los ensayos, observó que con su vestido se veía envuelta en un halo de sombra en lugar de relucir como el diamante que es ella, y se fue a una boutique de esas de la capital danesa y se compró, así como quien no quiere la cosa, uno nuevo, el que finalmente lucirá en la final y que le valió la friolera de 2100 euretes. De hecho, los tradicionales corazones con las banderas de cada país, símbolos del festival, serán sustituidos este año por diamantes en honor a Ruth.
Los rumores sobre la actuación de Derrein son variados, pero todos apuntan a un colofón soberbio. Algunos aseguran que habrá lluvia sobre el escenario o que Lorenzo aparecerá empapada de arriba abajo, cual sirenita de Copenhague, cosa que a mí me encantaría ver por la dificultad de llevar a buen término tal efecto en escena. Por otro lado, hay quien asegura que todos los focos apuntarán directamente y a la vez a la diva murciana perfeccionista y que, con su traje de cristalitos y su brillante altivez, relumbrará como el faro visionario que es para guiar a toda Europa hacia los teléfonos y, más concretamente, hacia el televoto en favor de España.
Sea lo que sea lo que se vaya a marcar esta noche en el escenario, Ruth Lorenzo va a destacar, y para bien, de eso no me cabe duda. Tiene tablas, las que no tenía Lucía Pérez, representante del 2011; tiene presencia, de lo que carecían Las Ketchup en 2006; y tiene voz, la que ya hubiera querido para sí Raquel del Rosario, anterior representante de El Sueño de Morfeo. Es un hecho, la musa de la música viene dispuesta a dar el cante.
En otro orden de cosas, las semifinales han estado salpicadas de cierta polémica con los abucheos a las representantes de Rusia antes de su actuación así como a la hora de emitir sus votaciones el país. Aunque si he de ser sincero, yo hubiera borrado su participación en el concurso de un plumazo. El festival de Eurovisión es friki, grotesco en ocasiones y casposo en otras, pero tiene algo esencial: consigue reunir a toda Europa frente al televisor y hacernos sentir, aunque sea en forma muy nimia, que formamos parte de algo más grande. Rusia ha tirado eso por la borda, no solo ha invadido el territorio de Crimea, parte de otro país participante como es Ucrania, sino que además día tras día limita las libertades de su pueblo con leyes mordaza, represiones políticas o persecuciones a homosexuales, por poner algunos ejemplos. Si de mí dependiera, dejaba a Rusia bailando bajo la lluvia, pero fuera del B&W Hallerne.
Y es que este será otro de los protagonistas de esta noche, el edificio que albergará el festival. El B&W Hallerne se trata de un viejo complejo industrial, de unos antiguos astilleros ubicados en una islita de la capital, y su escenario principal, inspirado en los barcos y el mar y de estilo industrial, bien promete ser una delicia para la vista durante las actuaciones de esta noche.
Ya en cuanto a los rivales de Lorenzo, las apuestas están claras y bien dirigidas. Suecia, se alza con el puesto de favorito, con una balada Undo que en lugar de deshacerse, crece en intensidad, muy rollo escandinavo. Después encontramos a Armenia, con otra balada Not Alone, cuyo peso recae en la voz rota de su intérprete. Por último, mención de honor merece la representante de Austria, Conchita Wurst (salchicha en alemán), un transformista que también se decanta por una balada y que será el centro de todas las miradas y críticas tanto por su actuación como su apariencia andrógina, lo cual sin duda será un arma de doble filo.
Lo que ninguno de los anteriores aspirantes a ganadores posee, ¡y ya quisieran ellos!, es el arma secreta de Ruth, un recurso definitivo que comparte con Massiel, la primera ganadora española de este concurso de la canción, y que será elemento decisivo para decantar la balanza a su favor: un ego desmesurado, un superego, que copará las pantallas y los hogares de todas las familias del viejo continente que, a partir de hoy, entonarán al unísono el nuevo himno de Europa: Derrein, Derrein!
PD: mi reflexión final de telespectador de hoy es: “Deseo que Rusia quede en último lugar con 0 votos. Porque Putin lo vale.”
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