Cerca de cinco millones de salvadoreños tendrán que volver a las urnas el próximo 9 de marzo para decidir quién sucederá al actual mandatario del país, Mauricio Funes. La primera ronda celebrada el 2 de febrero concluyó sin vencedor al no obtener ningún partido la mitad más uno de los votos necesaria para gobernar.
El partido del Presidente Funes, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) liderado por Salvador Sánchez Cerén ha conseguido el 48,92% de los votos según el Tribunal Supremo Electoral (TSE), órgano encargado de llevar a cabo el proceso. A pesar de su pasado guerrillero que la oposición utiliza como herramienta de ataque al comparar sus planes socialistas con las políticas chavistas, Cerén asegura enfocar su campaña con tono conservador y ha sostenido que en su partido todos se sienten «felices y victoriosos» ya que los salvadoreños les dieron el triunfo en la primera vuelta. “Estamos seguros que en la segunda no van a ser 10 puntos, van a ser más de 10 puntos», declaró en un discurso de dirigentes y activistas de su partido.
Su principal contrincante Norman Quijano, de Alianza Republicana Nacionalista, obtuvo un 38,95% en el plebiscito, y también aseguró depositar gran confianza en la segunda vuelta: «Comienza una nueva lucha; en que las fuerzas democráticas no podrán ser derrotadas, damos inicio a una indetenible victoria».
En un apartado tercer puesto, Elías Antonio Saca, candidato del movimiento Unidad, ha reconocido la dificultad de encaminar un resultado tan adverso, lo mismo que les ocurre a los otros dos candidatos, Oscar Lemus, del partido Fraternidad Patriota Salvadoreña, y René Rodríguez, del Partido Salvadoreño Progresista que no alcanzaron ni el 1% de los votos.
Tanto Cerén como Quijano esperan atraer el 11% de los votos del movimiento Unidad para la segunda vuelta. Sin embargo, Saca ha aseverado que no respaldará a ninguno de los dos aunque ha dado libertad a sus seguidores para hacerlo. Así pues, habrá que esperar un mes para conocer los resultados definitivos. La experiencia dictamina que, generalmente, la segunda vuelta sigue la tendencia de la primera y que el nivel de participación disminuye pero al haber sido muy bajo, cabría la posibilidad de que aumentase y se produjera una reversión en los resultados. Lo que es seguro es que las próximas semanas, ambos dedicarán todos sus esfuerzos a competir para aliarse con otros partidos, captar a los ciudadanos que se abstuvieron y conquistar a los que votaron por Unidad.
Pese a que el proceso no ha finalizado, Gustavo Fernández, jefe de La Misión de Observación Electoral (MOE) de la Organización de Estados Americanos (OEA), alabó la transparencia de los comicios agradeciendo a las autoridades su garantía de seguridad de los recintos y del proceso electoral. No obstante, aunque se produjeron ciertos hechos aislados de intimidación y un intento de inducir al voto en la primera vuelta, se ha destacado la eficiente y ágil transmisión de resultados de los más de 21 equipos de trabajo desplegados para avalar la validez del proceso, aumentando así el clima de confianza en el país. Como aspectos negativos subrayó la disminución del número de participantes respecto a los comicios de 2009. Según el TSE, sólo un 57% de los 4,9 millones de salvadoreños convocados se presentaron, mientras que en 2009 fue un 61,91%. También sugirió mejorar los procedimientos de depuración del censo electoral y la resolución de los problemas de financiación de los partidos políticos.