José G. Cordonié no ha tardado demasiado en publicar otra gran novela. Otra peculiar apuesta que deconstruye la novela romántica con tintes pulp y negros y una banda sonora de lujo.
Si de su anterior novela, 26 [Veintiséis], José G. Cordonié afirmaba que no era una (taco) novela negra, de El amor es un revólver cargado por el diablo podría decirse lo mismo pero cambiando lo de negra por romántica. Como en aquélla, en esta que nos ocupa ahora publicada por Lupercalia, el autor decide deconstruir o degenerar el género. Para ello, de manera magistral, agita una estimulante coctelera de géneros demostrando con ello dos cosas indispensables para escribir un libro de esta índole; el respeto y el conocimiento de la literatura de esta clase. También como en el anterior libro, en esta ocasión el autor nos invita a penetrar en su peculiar y maravilloso universo. Esta vez se me antoja que de manera mucho más personal.
El amor es un revólver cargado por el diablo es una novela quizá más madura en cuanto a intención, más reposada en estilo, aunque manteniendo el fabuloso y endiablado ritmo de Cordonié. Pero aquí el autor engalana la mayoría de páginas de una cadencia armónica y emotiva sublime, al fin y al cabo estamos ante una maravillosa y certera digresión sobre el amor y la ausencia de él. Pasajes de un romanticismo sucio, o mejor dicho, de un romanticismo realista (pese a la supuesta contradicción) que huye de cualquier atisbo de cursilería y se muestra, por ende, mucho más puro y reconocible que el acostumbrado y edulcorado de muchas noveluchas rompeventas. Es en estos pasajes cuando la prosa de Cordonié alcanza niveles sublimes, en cuanto a maestría técnica y sobrecogedor lirismo, que traspasan el corazón del lector más duro.
Pero en El amor es un revólver cargado por el diablo hay mucho más, no sería una novela de este autor si no fuese así, tanto más de hecho que no sé si seré capaz de comentarlo todo en estas líneas. Para empezar José G. Cordonié comienza la historia de manera contundente, con una de esas imágenes o ideas antológicas tan propias suyas y que no será la única, ya que el autor es un imaginero maravilloso. De este modo la novela está repleta de desopilantes y estrambóticas situaciones en las que el escritor despliega su enorme sentido del humor y su brillante originalidad. Atentos, por ejemplo, a los nombres de muchos de los personajes. Por otro lado este libro es también una crónica urbana y personal, un canto sincero y estupendo a la amistad, a la vida y el paso del tiempo y a esas pequeñas grandes cosas que nos hacen reconciliarnos con el mundo y nos mantienen a flote.
Mención aparte merece la importancia fundamental de la banda sonora que acompaña al personaje principal y que aparece detallada al máximo y glosada al final de la novela. Un acierto tremendo y para nada gratuito que otorga gran realismo de nuevo a lo contado, ya que la música para la mayoría de nosotros es una parte esencial de nuestras vidas. Algo generalmente olvidado en la literatura. Por otro lado en El amor es un revólver cargado por el diablo encontramos también asesinos en serie, sexo y una gran cantidad de subtramas o historias paralelas, de personajes inolvidables que se quedan grabados en la memoria esperando, como dice Pablo Cerezal, que Cordonié los retome en próximas incursiones literarias.
El amor es un revólver cargado por el diablo es una soberbia y magnífica novela, otra muesca de oro en la culata del revólver literario de José G. Cordonié por la que brindo en alto.