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¿Gentrificación o morir?

“Para mí gentrificación es sinónimo de expulsión, no de recuperación”, dice Diego Peris, del colectivo crítico Todo por la praxis. La gentrificación es un fenómeno sociocultural que ya ha afectado a muchas de las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, San Francisco o Nueva York.

Daniel Sorando, sociólogo y coescritor de First we take Manhattan: La destrucción creativa de las ciudades dice en una entrevista para El País que «en Zaragoza algunos propietarios de edificios sabían que no podían echar a los inquilinos con renta antigua y lo que hacían era degradar el propio edificio hasta que no hubiera más remedio que derribarlo. En algunos lugares se han llegado a provocar incendios o a dejar una manguera goteando en el ático para que pudra todo el edificio».

Gentrificación, término definido por Michael Pacione en 1990, es el aburguesamiento o elitización de los barrios céntricos de las ciudades que tradicionalmente han pertenecido a clases sociales bajas. Se da en Malasaña, Chueca, Lavapiés, etc. en Madrid; en el barrio de la Magdalena en Zaragoza; en el de San Francisco en Bilbao o en el Bronx en NY.

Durante un encuentro sobre Gentrificación, resistencias y desplazamiento en España. Fuente: Contested_cities Madrid
Durante un encuentro sobre Gentrificación. Fuente: Contested_cities Madrid

Muchas personas hablan de una colonización hipster de estos barrios, jóvenes de clase media-alta y con estudios que se mudan a estos lugares. La cultura hipster se adueñaría entonces de barrios tradicionales para «transformarlos» en la Meca de los modernos, aunque estos jóvenes barbudos, con pitillos y que escuchan Tame Impala no tienen el monopolio de la gentrificación. Las fases de este fenómeno son: degradación, estigmatización, resignificación y mercantilización.

Se podría decir que hay dos maneras de interpretar el fenómeno de la gentrificación: por oferta, un promotor interviene; o por demanda, cuando son las propias personas las que con su demanda gentrifican poco a poco un barrio. En cuanto a las responsabilidades, Sorando afirma que un individuo que muestra interés y gusto por un barrio «tiene menos culpa que un especulador, y mucha menos que las empresas y las administraciones públicas que allanan el camino».

Es necesario también hablar de la nueva ley de arrendamientos urbanos, la cual hace evaporarse a la «renta antigua». Esto ha provocado que mucha gente no se pueda permitir pagar los alquileres de los locales de sus negocios (más bien antiguos) y estos cierren; así como gente que se ve obligada a abandonar el piso en el que llevan viviendo años de alquiler porque no pueden permitirse el nuevo precio del arrendamiento. Y es así, junto con la especulación inmobiliaria, que la gentrificación llega a su cuarta y última fase, la mercantilización.

Pongamos que hablo de Madrid

En Chueca, el «barrio gay» de la capital, las viviendas de obra nueva tienen un valor de 6.000 euros el metro cuadrado. En los años 70, este barrio estaba castigado por la drogadicción, y ahora está regenerado y frecuentado por gente joven. La gentrificación en este barrio ha desplazado a muchas de las personas mayores que vivían en él.

Personajes reconocidos tienen sus negocios allí, como los Bardem (Bardemcilla), o Jesús Vázquez (Lombok). Así como el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que vive allí.

Malasaña es también un buen ejemplo de la gentrificación madrileña, un barrio con un pasado artístico (s. XVIII) y posteriormente industrial (s. XIX). Durante la posguerra, se intentó acabar con él bajo el Plan Malasaña, pero éste no floreció debido a un levantamiento vecinal. Durante los años sesenta el barrio perdió un 50% de su ocupación, y en los ochenta lo haría un 12,5% más. El barrio sufrió a finales de los ochenta una remodelación: se plantaron árboles, se limpiaron fachadas y se redujeron plazas de aparcamiento, entre otras medidas que se tomaron con ayuda de subvenciones estatales.

Antes, este barrio ahora también conocido como triBall y con una tienda de repostería para perros («Miguitas»), fue en los ochenta la noche de la movida y todo lo que ello conllevó: drogas, prostitución e inseguridad.

Ahora, Esperanza Aguirre posee un palacete en el barrio, y en sus calles su puede ver a los actores Carlos Areces, Raúl Arévalo, Paco León o al integrante del grupo de rock español Burning, Johnny Cifuentes.

Lavapiés es quizás el último bastión de la anti-gentrificación madrileña, pero que seguirá la estela que han dejado Chueca y Malasaña. El Plan de Mejora de la Seguridad y la Convivencia de Lavapiés surgió en 2012 y tiene dos objetivos principales: incrementar la presencia policial y «revitalizar» el barrio arquitectónicamente así como social y económicamente. Esto es la tercera fase de la gentrificación, la resignificación, que dará paso a la mercantilización, a través de la especulación inmobiliaria. Muchos de los antiguos vecinos y propietarios de negocios tradicionales se verán obligados a abandonarlo por no poder hacer frente al nuevo estatus de Lavapiés.

Algunos vecinos y rondadores del barrio admiten que están floreciendo asociaciones y centros culturales, así como la hostelería en la zona con respecto a los últimos cinco o seis años. Se dan cuenta también de que los jóvenes y los extranjeros son mayoritarios en Lavapiés. Sólo hace falta dar un paseo de diez minutos para darse cuenta. Abundan los negocios regentados por extranjeros, así como restaurantes de comida originaria hindú, asiática, etc.

Pero lo que también está claro es que tiene grandes diferencias con respecto a Chueca y Malasaña. Es claramente observable que las tiendas de marca, más chic y los restaurantes más lujosos no están en Lavapiés. Es un barrio más tradicional, aunque muchas de las casas están actualmente siendo reformadas.

«Si por cool entendemos que la zona posea estilo personal, transgresor o rebelde y un poder icónico o reconocimiento visual instantáneo, Lavapiés ya es cool desde la época de los yonquis, cuando a la gente le daba miedo bajar a la plaza o atravesar la calle Magdalena. No voy a negar que aquellos tiempos se parecen poco a éstos» afirma Alberto Gayo, residente de Lavapiés desde hace casi 30 años, a Interviú.

Hablemos de números

En Chueca y Lavapiés el porcentaje de extranjeros, colectivo muy castigado por la gentrificación, viviendo en ambos barrios creció a partir de 1999, situándose en el año 2000 en un 20%, junto con Lavapiés. A mediados de esa década, hay dos picos de subida y bajada: en 2006 y 2008 baja, y sube en 2007 y 2009, estabilizándose entre 2009 y 2012 en un 35% en Chueca y un 45% en Lavapiés.

Ambos barrios sufren subidas y caídas en los mismos períodos temporales. En 2013, la caída continuó hasta un 25% en Chueca y un 35% en Lavapiés. Hay que apuntar que la caída que comienza en 2012 coincide con la aplicación del Plan de Mejora de la Seguridad y la Convivencia de Lavapiés mencionado anteriormente.

Este mapa de los barrios colindantes con la Gran Vía muestra en color rojo los lugares más gentrificados, en amarillo los que están en peligro de gentrificación y en azul los que la previenen.

gentri-2El tiempo nos dirá si este mapa acaba teñido entero de rojo.

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