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Holgada victoria del Fidesz en Hungría

El partido de centro-derecha húngaro Fidesz, liderado por Viktor Orbán, ganó el pasado domingo 6 de abril las elecciones legislativas con un 44, 5 % de los votos. Orbán ha sido reelegido como primer ministro pese a las críticas que le definen como autocrático y a sus constantes desencuentros con los líderes europeos.

Viktor Orban Según datos oficiales de la Oficina Nacional Electoral (NVI) la participación en las elecciones fue del 61,1%, unos cuatro puntos porcentuales menos que en los comicios de hace cuatro años. El conservador y nacionalista partido Fidesz, como era de esperar según las encuestas, superó a Unión, la coalición de izquierdas, encabezado por el partido socialista, por 19 puntos, obteniendo el conglomerado izquierdista el 25, 5 % de los votos.

La ultraderecha de Jobbik (nombre que surge de la abreviación de Movimiento por una Hungría Mejor) consolida su nicho electoral e incluso lo mejora ligeramente (en 2014 ha obtenido un 20,7% mientras que en 2010 obtuvo un 16,7%). Su estrategia ha sido suavizar el discurso racista que venía defendiendo tradicionalmente para centrarse en la economía y fomentar su perfil antisistema. Aunque los eslóganes antisemitas y contra la minoría gitana del país no han quedado fuera de su programa electoral, la campaña se ha centrado en la promesa de políticas de corte populista en materia social, como reducir el IVA de los productos básicos, además de prometer una mayor creación de empleo para acabar el continuo éxodo de jóvenes húngaros al extranjero. Por su parte, el partido verde LMP (la política puede ser diferente, por su traducción al español) ha obtenido el 5,1% de los votos, empeorando considerablemente su posición respecto a los comicios de 2010 donde obtuvo mas del 7%.

Estos resultados se traducen en 133 escaños para el Fidesz, 38 para la izquierda, 23 para el Jobbik y 5 para el LMP. Con 133, el Fidesz retiene su mayoría de dos tercios entre los 199 escaños de la Cámara, con lo que puede seguir adoptando leyes de rango constitucional sin tener que negociar con la oposición. Estos datos pueden variar en función del progresivo recuento de los votos de cientos de miles de húngaros étnicos residentes en países vecinos, que recibieron derecho a votar en Hungría gracias a la reforma electoral introducida por Fidesz y que podrían darle otro escaño a Orbán, según aseguran analistas de medios locales húngaros.

En cuanto a Viktor Orbán y su partido, Fidesz, esta legislatura será el tercer mandato del primer ministro, que presidió el ejecutivo húngaro entre 1998-2002 y desde 2010 hasta la actualidad. Las reformas más controvertidas del ejecutivo de Orbán han sido el recorte de poderes de la Corte Constitucional, la prejubilación masiva de jueces y la llamada «ley mordaza», de control de los medios de comunicación. La actividad parlamentaria ha sido frenética desde 2010 con 11 reformas a la constitución en un año, seguidas de la aprobación de una nueva Ley Fundamental (a su vez, modificada en cinco ocasiones desde 2011) y más de 850 leyes implementadas.

 La política de Orbán ha sido objeto de muchas críticas a lo largo de su último mandato, principalmente pronunciadas desde las instituciones europeas que le acusan de seguir caminos antidemocráticos. El ejecutivo comunitario materializó su rechazo a muchas de estas medidas en el conocido informe Tavares (por su autor, el diputado verde Rui Tavares) del pasado julio. Ahora, y de cara a las elecciones parlamentarias comunitarias, la Unión Europea deberá implementar el mecanismo de control de prácticas democráticas que recomienda dicho informe.

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