Revista Digital

La zorra de Carrie Mathison

Muchos de los que están siguiendo la cuarta temporada de Homeland probablemente pensarán lo mismo que yo. ¿Dónde se ha metido aquella mujer que luchaba por las injusticias aunque fuese a costa de su propia integridad? Esa loca enamorada del teniente Nicholas Brody. ¿Ha desaparecido al esfumarse el marine pelirrojo? Cómo en todas sus temporadas anteriores, la serie que emite Showtime en USA y cuatro días después Fox España, otra temporada más ha conseguido dejar descolocados a sus seguidores entre los que me incluyo.

Hoy no vamos a hablar de los magníficos actores que los dan vida, sino de sus personajes. Comenzamos esta cuarta temporada teniendo la sensación de que nada iba a ser como antes, después de los acontecimientos del final de la tercera, pero no nos podíamos imaginar que iban a cambiar tanto. Algunas teorías imaginaban a una Carrie vengadora aniquilando a todos los que la habían hecho sufrir con el destino de Brody, una especie de Manthis Religiosa que se los iba a cargar a todos. Otras que Saúl Berenson realmente era la mano que movía los hilos en la sombras y que tarde o temprano se iba a convertir en el malo malísimo. Pero todos teníamos puestos nuestras esperanzas en Carrie, que no se iba a olvidar de todo lo que le había ocurrido.

804_4_0_prm-keyart_1024x640Pues cual es nuestra sorpresa que parece que sí se le ha olvidado todo. Nos encontramos a una reina de drones que no tiene piedad con nadie, ni siquiera con su propia hija, como para tenerla con los daños colaterales de sus ataques en alas de terminar con los talibanes. En esta nueva temporada, parece que el único que tiene remordimientos, que tiene sentimientos es Peter Queen, el otrora asesino implacable que ahora ve como las vidas de sus compañeros literalmente se le escapan de las manos.

Estaba claro que Homeland tenía que reinventarse, olvidarse del pasado si quería continuar por muchas temporadas más. Ha dejado Washington en un segundo plano para centrarse en la acción sobre el terreno, Oriente Medio y más concretamente Pakistán. De momento parece que lo está consiguiendo, porque en el ecuador de la temporada ya se ha anunciado su renovación para una quinta temporada, y además la crítica vuelve a tener alabanzas hacía ella. Algo sorprendente para mí Huelleros, ya que salvo el ataque al coche en el principio de temporada que deja muy mal cuerpo (cuando aparece la zorra por primera vez)  y los dos impactantes finales de los episodios 6 (dan ganas de callarle la boca a la zorra)  y el «tramposo» del 7 (huele a redención de la zorra), ha perdido esa carga emocional que conlleva implícita desde el principio de la sufrida historia de la espía de la CIA.

Ahora tenemos a una Carrie fría e implacable, que no duda, que le da igual enviar un ataque de drones contra una boda, que contra su mentor, incluso capaz de intentar quitarse de en medio a su propia hija, su único obstáculo para volver a la acción. Una acción que probablemente le haga no pensar en su pasado, pero de una manera o de otra el pasado siempre vuelve. Está actuando mal, a pesar de ser una gran espía, pero antes tenía a gente que la protegía y ahora es ella la que debería proteger a los demás. Muy probablemente al final de temporada vuelva a ser nuestra Carrie, pero de momento, y sin pastillas de por medio, Carrie se está comportando como una auténtica zorra.

Fotografías tomadas de Zihuatanejo.Tv

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