Tras la galardonada De perros y huesos, Colo vuelve al cómic, seis años después, con Hoy es un buen día para morir. En la obra, apocalíptica donde las haya, el artista entremezcla un thriller de ciencia ficción con toques de drama psicológico, gracias a unos personajes redondos y complejos que el lector va conociendo durante el transcurso de la historia.
En un Madrid del futuro −aunque podría perfectamente ser el de hoy− y perfectamente reconocible en las viñetas, se combinan diversas historias que el lector sigue con interés, por lo bien dosificadas y planteadas que están. Por un lado, tenemos a un terrorista desconocido cuyo crimen es lanzar mensajes interrumpiendo las emisiones televisivas con el fin de concienciar a la población, de despertarla, de zarandearla. Por otro, a un escritor mayor al que se le resiste el tema de su nueva novela y va lanzando ideas que comparte con su hija, aunque parece que ninguna termina de convencerles. También se siguen las vicisitudes de un grupo de amigos que quieren reunirse para grabar un disco de la banda que forman, pero no sólo de sus momentos en común, sino también de sus vidas por separado, de su día a día en el escenario apocalíptico. Porque otra de las historias es la que provoca la catástrofe: una farmacéutica suelta un virus extraño y mortal para lograr que le financien la investigación para el antídoto, y las consecuencias de sus actos serán mucho más incontrolables de lo que imaginaban. En esta parte no puede faltar el malo malísimo de la historia, cuyo final dota a la obra de una sincera verosimilitud.
Porque Hoy es un buen día para morir, a pesar de su componente catastrofista ci-fi, rezuma verdad en cada viñeta. Los personajes son perfectamente creíbles, sus vidas son completamente verosímiles, e incluso el virus es del todo posible. Un virus que deprime al infectado hasta llevarle al suicidio, un virus que potencia la tristeza y el agotamiento vital de quien lo padece. ¿Acaso no sufre todo el mundo un poco una enfermedad así? En el Madrid de Colo, sí. Porque incluso antes de que el caos se desate, Colo pinta una ciudad oscura, triste, gris, hastiada…
Publicado por Dibbuks en un formato grande y a todo color, el volumen, que cuenta con cerca de cuatrocientas páginas, está acompañado de un CD musical grabado por Hielo Rojo, grupo creado ad hoc para esta historia y que pone su banda sonora al libro. Los temas pueden acompañar la lectura como si fueran efectos de sonido en algún momento y resulta muy interesante ensamblarlos.
Pero lo que más llama la atención de este cómic es su componente adictivo. Sí, adictivo, no se puede soltar, no hay quien deje de leer: te absorbe, te engulle, te abduce hasta terminarlo. Lo perfectamente tramado que está hace que el lector no pierda nunca el interés por saber qué ocurrirá, por descubrir los cabos sueltos de la historia, porque si algo tiene también es que no es nada previsible y sorprende a cada vuelta de página.
Hoy es un buen día para morir resulta una obra del todo recomendable y confirma a Colo como uno de los artistas del noveno arte más ricos e interesantes del panorama español actual.
Una idea sobre “Madrid apocalíptico”
Hola Esther. Soy Colo, el autor de la historia.
Quería agradecerte tu crítica. Es una historia hecha con mucho cariño y resulta muy agradable ver que llega a algunas personas y les toca la fibra de alguna manera. Uno hace lo que buenamente puede y trata de ser honesto, ya sabes.
Te envío un beso muy fuerte y te doy las gracias de nuevo.