“Prensa, no disparen”. Con este lema, cientos de periodistas mexicanos salieron el pasado 23 de febrero a protestar a las calles para exigir libertad de expresión, la protección de su derecho a trabajar dignamente y el esclarecimiento de los asesinatos de periodistas en la región. El origen de este movimiento está en la reciente muerte del periodista mexicano Gregorio Jiménez de la Cruz, y las altas cifras de profesionales de la información muertos en la región.
Según el Foro Internacional sobre Impunidad celebrado en 2013, en los últimos 20 años 670 periodistas han sido asesinados en América Latina y el Caribe. México es el país que ha puesto en marcha el movimiento “Prensa, no disparen” para denunciar el acoso y la violencia que sufren los y las periodistas que cada día salen a las calles para intentar hacer su trabajo, asegurar el derecho de la sociedad a estar informada y luchar contra la impunidad de los criminales. Según el Comité para la Protección de los Periodistas, en 2012 México ocupaba el octavo lugar en el mundo entre los países donde los periodistas son asesinados de forma recurrente y en el cual los gobiernos han fracasado en su deber de enjuiciar a los culpables.
Bajo el lema “Prensa, no disparen” el pasado 23 de febrero cientos de periodistas se manifestaron en distintas ciudades mexicanas para protestar contra esta ola de violencia ejercida contra las y los periodistas. El detonante de estas protestas fue la reciente muerte en Veracruz del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, quien fue secuestrado el pasado 5 de febrero y fue hallado muerto una semana después en una fosa junto a otros dos cadáveres. El periodista cubría informaciones policiales para los diarios Notisur y Liberal del Sur. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, desde el año 2011 hasta la fecha, 10 periodistas han sido asesinados en Veracruz, al menos tres han sido reportados como desaparecidos y una docena han tenido que abandonar el estado.
Las marchas y manifestaciones exigieron el cese de asesinatos de comunicadores y directivos de medios y pidieron a los gobiernos que cumplan la garantía de la libertad de prensa: «Pedimos que se esclarezcan los casos de asesinatos y desapariciones que se han presentado en el estado y en el país, así como mayor seguridad», explicaba Alejandro Cabral, uno de los periodistas que se manifestó en México el 23 de febrero. El reportero Víctor Ulín también decía unas palabras al comienzo de las protestas: “Hoy los periodistas no venimos a cubrir una manifestación, nosotros somos protagonistas y venimos a manifestarnos ante la impunidad que gozan los asesinos de nuestros compañeros”. Finalmente, antes de dar por finalizada la protesta, los manifestantes leyeron un manifiesto con el que reclamaron el derecho de la sociedad a la información: “Nos sumamos con la convicción de que esta movilización tiene como esencia el defender el derecho a saber de la sociedad y nuestro derecho a informar, más en un estado como Michoacán, en donde el periodismo es un ejercicio que presenta serias dificultades debido a las condiciones políticas y sociales por las que se atraviesan”.
El Comité para la Protección de los Periodistas también ha denunciado los ataques que sufren los periodistas que ejercen su profesión en otros puntos del continente americano. Recientemente denunció la “ola de violencia, hostigamiento y detenciones contra periodistas que cubrían las protestas en Venezuela”, e hizo un llamamiento a las autoridades para que “garanticen que la prensa pueda ejercer su labor en condiciones seguras”. Tan solo en 2013, el comité denunció ataques a la prensa en Perú, Honduras, Venezuela, México y Guatemala.
Fotografía: Movimiento Prensa, no disparen
