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Robert Capa: desmontando un mito

Robert Capa es, sin lugar a dudas, uno de los mejores fotoperiodistas contemporáneos. Estuvo presente en la Guerra Civil española, en la Segunda Guerra Mundial y en la conocida como Primera Guerra de Indochina, entre otras. Además, es unos de los fundadores de la agencia internacional de fotografía Magnum. Capa es una leyenda viva de la fotografía de guerra, pero sobre él recaen ciertas dudas que a día de hoy siguen sin tener respuesta.

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Robert Capa.

Robert Capa es en realidad Endre Friedmann, húngaro de nacimiento y de familia judía. Su pasión por captar momentos a través de una cámara nace en su juventud gracias a la amistad que le une con Eva Besnyo, apasionada de este arte. Durante su juventud, también conoció a una de las personas más influyentes de su vida, Lajos Kassák, quién le dio apoyo económico, consejos y sugerencias artísticas.

Entre los años 1932 y 1936 conoce a quien fue su compañera sentimental y profesional, Gerda Taro. Es en ese momento cuando nace Robert Capa. La pareja decide inventar este personaje, un aventurero fotógrafo estadounidense, para conseguir trabajos y firmarlos bajo este nombre. Capa consiguió cubrir las guerras más importantes de su tiempo y lo hizo captando la esencia y el terror que en ellas se vivía. Fue un grande de su tiempo, pero también creó ciertas dudas sobre algunos de sus trabajos.

“Muerte de un miliciano”

Una de sus fotografías más famosas es la llamada “Muerte de un miliciano” realizada durante la Guerra Civil española. Esta imagen además de ser un icono de dicha guerra, trae consigo algunas preguntas sin una respuesta clara.

Nos ubicamos el 5 de septiembre de 1936, los anarquistas se enfrentan a los soldados del coronel Saenz de Buruaga. Capa fotografía justo el momento en el que un miliciano es alcanzado por una bala. Esta instantánea dio la vuelta al mundo por ser una de las más impresionantes y directas del conflicto. Sin embargo, tan solo 18 días después de su publicación comenzaron a aparecer las primeras dudas sobre la autenticidad de ésta. Una conocida revista francesa exhibió en sus páginas otra instantánea de Capa, en la que se veía a otro miliciano en el momento de su muerte. Lo que llamó la atención es que ambas fotografías tenían y tienen un parecido espectacular. ¿En realidad estaba captando el momento de la muerte? ¿La fotografía muestra en realidad lo que parece? A partir de entonces hay quienes han apoyado la veracidad de ésta, como es el caso del biógrafo de Capa, Richard Whelan, y quienes han asegurado lo contrario, como Alex Kerhae en su libro Sangre y Champán.

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Las dudas son más que considerables. Por un lado, se puede ver que las fotos de los dos milicianos, aunque sean muy similares, no son la misma. Para empezar, las personas son diferentes a juzgar por sus ropas y sus armas. Pero lo más inquietante es que entre ambas, si nos fijamos en las nubes, tan solo han pasado unos minutos. ¿Cómo se explica entonces que murieran dos milicianos en el mismo sitio y de forma tan seguida? ¿Cómo es posible que Capa capturase los dos instantes de forma similar? ¿Por qué Capa estaba tan cerca de éstos? La fotografía del segundo miliciano fue ocultada y en cierta forma olvidada. ¿Por qué? Hay quienes afirman que aquel día los milicianos realizaron una demostración ante los fotógrafos y Capa tan solo tuvo que fotografiar una escenificación, por lo que se explicaría la razón de que haya dos imágenes similares. A todo esto hay que sumar que tanto él como su mujer firmaban con el mismo nombre, por lo que también hay dudas sobre la autoría de esas fotografías.

Hoy en día seguimos sin conocer con exactitud lo que sucedió aquél 5 de septiembre en Córdoba.

Dia D                      

El otro gran misterio de su trabajo lo encontramos durante el desembarco de Normandía (conocido como el día D) en el transcurso de la segunda guerra mundial. De 100 fotografías que inmortalizó el artista solo 11 sobrevivieron y 8 vieron la luz. ¿Qué pasó? La versión oficial dice que debido a la presión por publicarlas, el técnico de laboratorio dejó las fotografías en la secadora con la puerta cerrada produciéndose el desastre. La versión de Capa decía que” un asistente de laboratorio había aplicado demasiado calor al secar los negativos; las emulsiones se fundieron y se destintaron ante los ojos de toda la oficina de Londres”

diadAhora se cuestiona su veracidad ya que expertos afirman que es imposible arruinar la emulsión de este tipo de películas solo con calor. Por ello John G. Morris, editor de la revista “life”, afirma que “es posible que Bob mandase todos los carretes a la vez y que sólo en uno de ellos hubiese imágenes”. Así que los interrogantes aparecen de nuevo ¿Capa hizo más fotografías? ¿Qué pasó en realidad aquél día en el desembarco? ¿Falló la cámara? ¿Hizo menos fotos de las que pensaba?

Muchas son las dudas que caen sobre Capa, quien arriesgó su vida para mostrar al mundo las atrocidades de la guerra. Él mismo acabó viviéndolo en sus propias carnes cuando el 25 de mayo de 1954, en la guerra de indochina, decidió adelantarse a pie para fotografiar al avance de las tropas y desafortunadamente, pisó una mina que acabaría con su vida. Murió en el campo de batalla, cerca del peligro que desde el comienzo le había acechado. Le llegó la muerte a la que tantas veces le había bailado y nos dejó un regalo precioso: imágenes donde vemos brotar la lucha, la resistencia, el sufrimiento y el camino hacia la dignidad humana. A pesar de las dudas que caen sobre él, lo que sí es innegable es que consiguió abrirnos un poquito más los ojos, mientras burlaba a la muerte que un día acabó por atraparle.

Fuente de las fotografías: digitalrev4u/ Periodista Digital

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