Christopher Nolan vuelve a deleitarnos con uno de sus filmes. Esta vez se trata de Interstellar, en cines desde el pasado 7 de Noviembre. En ella, se trata la problemática del fin de la existencia en la tierra que combina con una historia personal llena de peligros y cuyo principal protagonista es la astrofísica.
Cooper (Matthew McConaghey) es un ex piloto espacial que tiene una vida normal hasta que un día es localizado por la NASA. La vida en el planeta está llegando a su fin y sólo él y un equipo de científicos y exploradores entre los que se encuentra Amelia (Anne Hathaway), pueden salvar a la humanidad del desastre. Se embarcarán en el viaje más peligroso e importante de la historia para determinar si hay vida más allá de nuestra galaxia, en otro planeta. Para ello tendrán que sortear todos los peligros que supone estar en el espacio además de llegar al agujero de gusano que está cerca de Saturno y poder pasar a través de él a la galaxia donde se podría encontrar la esperanza para la vida humana.
Es una película bien cuidada en todos sus aspectos. Los personajes están perfectamente definidos, cada uno de ellos realiza un cometido que puede ser más o menos importante. La grandiosidad de la fotografía es otro aspecto a destacar, ya que se observa con detalle cada uno de los elementos de las escenas que aparecen, todo ello acompañado de una banda sonora bastante buena y en algunas ocasiones muy misteriosa. Pero no todo va a ser satisfactorio para el que decida ir al cine a verla. Algunos espectadores podrían pensar que se trata de un film excesivamente largo: son 169 minutos de película de los que no todo el mundo dispone y que hacen la estancia en el cine un tanto agotadora. Si bien es cierto que puede ser necesario que sea así para una comprensión completa de los problemas que van surgiendo a lo largo de la narración, podría haber sido más comedido. Esto no se podría aplicar a las escenas que poseen una gran carga sobre temas físicos o astrofísicos, que hay que explicar para que pueda llegar bien a la audiencia.
En este sentido, existen aciertos y errores en la cinta: en el espacio no hay sonido y esto está reflejado desde el primer momento en el que salen a él, donde sólo se escuchan las voces de los tripulantes de la nave además de alguna actividad que puedan realizar en ella. La magnitud de los planetas comparados con la Tierra o la nave es casi real: cuando el espectador lo ve, puede imaginar cuán grandes son los cuerpos estelares. Sobre los errores, se podría hablar sobre la teoría de si el agujero negro que aparece en una parte del filme puede irradiar luz y calor, eso es algo que todavía no se sabe a ciencia cierta.
Pero Interstellar no es sólo una película para científicos. Está hecha para todo el público que tenga curiosidad por la ciencia ficción y los viajes en el tiempo. A través del agujero de gusano y el agujero negro que aparece más adelante, hay una anomalía espacio-temporal que hace que los protagonistas no se encuentren en el mismo tiempo que el que transcurre en el planeta Tierra. Entando así en juego el debate sobre la temporalidad de la existencia.
En definitiva, es una película para los que tienen ganas de pensar en lo que les rodea.
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Imágenes: Warner Bros