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Venecia a través de sus libros: ‘Los primeros editores’

Hubo un tiempo en que la República de Venecia, la Serenísima, era una de las mayores potencias de Europa, y a su ciudad acudían gentes de todas las regiones conocidas. Eje entre oriente y occidente, Venecia destacó por un sistema comercial amplio y eficiente y una libertad de pensamiento poco usual en su época. Y también por los libros que allí se publicaron, que marcaron un desarrollo incomparable en la cultura del Renacimiento.

Esto es lo que Alessandro Marzo Magno ha querido contarnos en su obra Los primeros editores, que acaba de publicar la editorial Malpaso a mediados de 2017 con, una vez más, sus característicos lomos de colores.

Para entender de qué trata la obra, es preciso citar el título con que fue publicado el original italiano: ‘El amanecer de los libros: cuando Venecia hizo leer el mundo/al mundo’ (L’alba dei libri: quando Venezia ha fatto leggere il mondo): su estudio es un libro sobre libros, un recorrido por la historia de la imprenta veneciana desde sus orígenes en el siglo XV hasta el siglo XVIII, 1797, en que cae la República a manos de Napoleón; las últimas páginas también hacen alusión a algunos editores del siglo XX, pero de forma breve y solo como colofón.

En esos más de tres siglos Venecia no solo creó innovaciones que se extendieron por el continente y acabaron llegando a nuestros días —como la creación del libro de bolsillo y la creación de la cursiva en los impresos—, sino que también publicó muchísimas obras de autores clásicos y contemporáneos que enriquecieron el conocimiento de su población y de la de otras muchas ciudades: recordemos que, en la primera mitad del siglo XVI, en Venecia se imprimía más de la mitad de los libros que circulaban por Europa, y que eran también los que más calidad ofrecían, tanto por su tipografía y su papel, como por su cuidada edición textual: la obra de editores como Aldo Manuzio, al que se dedica el primer capítulo, es uno de los ejemplos que lo testimonian.

La estructura es clara: cada capítulo va dirigido a un ámbito temático diferente. En el primero se habla de la labor de Manuzio y la recuperación y edición de los clásicos grecolatinos, y en los siguientes de la impresión del primer corán, del talmud, de libros en lengua armenia, de obras de temática militar, médica, quirúrgica militar, cartográfica e incluso de cocina. Desafortunadamente, no se incluye ningún pliego con ilustraciones de las obras citadas.

La labor de Marzo Magno es por igual la de un compendiador y un divulgador: su estudio se basa en fuentes académicas que resume, pero al mismo tiempo organiza los contenidos y presta atención a obras no mencionadas fuera de los especialistas, como las impresas en armenio o el relato del descubrimiento de la única copia existente del corán árabe.

Al tratar esos libros los encuadra en su contexto histórico y sigue la pista biográfica de sus impresores, lo que hace que la lectura sea como la de un libro de historia a través de sus personajes relevantes: por ejemplo, al tratar de la impresión del talmud, describe los modos de vida y la normativa civil relativa a los judíos, residentes forzosamente en el ghetto.

Es claro que tres siglos de historia de un territorio tan importante como el que controlaba Venecia no se pueden sintetizar en 250 páginas, pero el recorrido que el autor hace resulta interesante y novedoso. Para otros muchos aspectos —historia de la ciudad, relaciones comerciales con otros centros económicos importantes, comunicaciones entre impresores y libreros de distintas sucursales— habrá que recurrir a otros estudios (algunos de ellos citados en la bibliografía final), como por ejemplo el de Stephen Greenblatt (El giro. De cómo un manuscrito olvidado contribuyó a crear el mundo moderno, Crítica, 2012), donde se narra la búsqueda de esos manuscritos grecolatinos en aquella Italia dividida en múltiples ciudades Estado, ducados y Estados Pontificios.

La historia de Venecia es sin duda muy rica y ya solo por esto merecería la pena leer la obra. Pero el estudio es también altamente recomendable para aquellos que tengan interés en la historia del libro, pues lo que hace Marzo Magno es mostrar la historia de una ciudad a través de las obras que publicó y, recordemos, en el caso de Venecia, fueron muchas.

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