Lucia Aniello, conocida por dirigir la serie de televisión Broad City, debuta en la gran pantalla dirigiendo esta curiosa comedia sobre un grupo de amigas celebrando una despedida de soltera en Miami, cuya fiesta acaba por descontrolarse cuando el stripper al que contratan termina muriendo en un accidente.
Hasta este punto puede parecer la típica comedia de desmadre al más puro estilo Resacón en Las Vegas. Sin embargo, llegado al momento del accidente, la película adquiere un tono algo más dramático y tenso (sin dejar de lado la comedia, por supuesto), donde vemos brillar a Scarlett Johansson, acostumbrada a realizar todo tipo de papeles (véase Diario de una Niñera, Match Point, Her, o la reciente Ghost in the Shell, por poner diferentes ejemplos), destacando especialmente en los momentos más dramáticos del film.
Completan el reparto Kate McKinnon, actriz que me resultó algo sosa en Cazafantasmas, pero que en esta película llega a explotar mejor su lado más cómico; Zoë Kravitz, hija del músico (y también actor) Lenny Kravitz, quien, a pesar de interpretar a un personaje bastante pedante, resulta especialmente convincente en las situaciones más extremas, tanto cómica como dramáticamente; Ilana Glazer, quien se complementa muy bien con el personaje de Kravitz; y Jillian Bell, quien es sin duda la actriz que más destaca a lo largo de toda la cinta, teniendo el mayor peso cómico.
No nos olvidamos de la parte masculina del reparto, destacando a Paul W. Downs, quien interpreta al marido del personaje de Johansson. Al principio parece que apenas tendrá presencia en pantalla, pero a medida que va avanzando la trama, adquiere una mayor importancia, ofreciéndonos algunos de los momentos más hilarantes del film, especialmente llegando a su clímax final.
Hablando del final, aconsejo a los espectadores más impacientes que se esperen un poco una vez haya concluido la película, pues hay dos escenas adicionales, una durante los créditos (bastante divertida, debo añadir) y otra post créditos, en la que terminan de darle el cierre a la trama.
Sin embargo, a pesar de su cierta originalidad, la película sigue pecando de contener demasiados clichés del género, tirando de los mismos estereotipos que tan vistos tenemos, teniendo además esa condenada manía de explicar el chiste de turno, como si el espectador fuera lo suficientemente inepto como para no entenderlo.
En conclusión, Una Noche Fuera de Control es una buena comedia que, a pesar de recurrir a muchas situaciones de lo más predecibles, resulta un producto de lo más ameno y entretenido, con un reparto que se complementa muy bien, destacando especialmente a Johansson, Bell y Downs. Una película idónea para ver en estas fechas, en las que son pocas las cintas que destaquen, ofreciéndonos un pequeño soplo de aire fresco mientras esperamos a las grandes producciones que están por venir.