Después de una conferencia celebrada en 1994, al poeta Gregory Corso le preguntaron por qué en las fotos de la generación beat aparecían casi únicamente hombres y, al parecer, respondió: «Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se les sometía a tratamiento por electrochoque. En los años 50 si eras hombre podías ser un rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas.”
«Las definiciones más estrictas de la generación beat hablan de tres escritores: Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William Burroughs. Incluso [las] visiones más amplias ignoran a decenas de escritores y artistas que también pertenecieron a ella y que generalmente han recibido poca atención», dice Annalisa Marí Pegrum en el prólogo de la antología Beat Attitude fantásticamente editada por Bartleby, sello especializado en ediciones bilingües tanto de poesía como de prosa de un amplio catálogo de autores. En ese segundo plano también quedaron, por supuesto, las mujeres. Las escritoras, en femenino y en plural. Porque hubo mujeres, aunque estuvieran invisibilizadas. Hubo mujeres, aunque ser mujer en los 50 dejase pocas más opciones vitales que dedicarse al hogar o a la crianza de los hijos. Hubo mujeres, aunque no gozasen de las mismas libertades que los hombres, ya fuese en la res publica o a la hora de expresarse -y ejercer así su derecho a la autodeterminación- frente a un folio en blanco. Más de medio siglo después, las beatniks siguen brillando y no tienen nada que envidiar a los autores masculinos que supusieron una (re)generación experimental literaria enmarcada en un siglo convulso. Algunas de ellas aún viven y escriben.
Beat Attitude recoge, por primera vez en español, una selección de poemas de diez autoras pertenecientes a la generación beat (a saber: Denise Levertov, Lenore Kandel, Elise Cowen, Diane di Prima, Hettie Jones, Joanne Kyger, ruth weiss, Janine Pommy Vega, Mary Norbert Körte y Anne Waldman). Así, podemos disfrutar de los textos originales en inglés y de sus correspondientes traducciones. El libro se completa con pequeñas notas biográficas de las autoras que nos acercarán a la cara extraoficial de la teoría literaria. En el prólogo, además, se explica cómo estas mujeres se rebelaron contra la dominación unisex, firmes en su deseo de aportar una nueva visión estética a la poesía.
Entre los temas predominantes de estas escritoras se encuentran el sexo, la maternidad, las drogas o la espiritualidad. Gracias a este necesario volumen lanzado en febrero del presente año podemos ahora estudiar la generación beat de un modo más amplio, completo y, desde luego, justo. Detrás de estas firmas encontramos una impresionante variedad de dispares currículos, alguno de ellos abruptamente interrumpido por el suicidio prematuro como el de Elise Cowen. Son estas voces que no se resignan a ser eclipsadas por una tradición literaria predominantemente masculina (como bien expone en su magnífico ensayo Stefan Bollmann) las que otorgan una polifonía a una colección de talentos culturales revolucionaria -de la que han bebido, por cierto, muchas tendencias actuales-. Son las que no se conformaron con ser las sombras de las leyendas masculinas y que, ahora, reclaman su merecida fama y reivindican su hueco en librerías y bibliotecas.