Volvemos a ver a Willem Dafoe en las pantallas con la nueva película de Abel Ferrara, Pasolini, que llegó a nuestros cines el pasado 20 de marzo y que retrata los últimos momentos de la vida del director, escritor y poeta italiano, Pier Paolo Pasolini.
Roma, 1975. Pier Paolo Pasolini es un artista italiano que no pasa desapercibido para nadie: tanto sus producciones como sus escritos se consideran escandalosos por ser el símbolo del arte revolucionario que lucha contra el poder, y por ello son perseguidos. El 2 de Noviembre será para él el último, dado que es brutalmente asesinado por la noche, después de haber pasado el día con su madre y unos amigos. A la mañana siguiente su cadáver es encontrado en la playa de Ostia, a las afueras de la ciudad. Comienza entonces una investigación para saber con certeza qué es lo que ha ocurrido, con un punto autobiográfico.
Con esta película lo que se quiere demostrar es el tipo de creaciones que hacía Pasolini y la complejidad de las mismas, todo ello mezclado con el contexto geográfico y temporal que rodean a los hechos y que aportan riqueza a la narración, mostrando la Italia violenta, convulsa y confusa de los años 70. Se puede ver como Willem Dafoe sabe bien qué papel debe interpretar y el carácter que tenía el autor, mostrando a los espectadores algo más sobre él mismo, además de enseñar a los ojos inexpertos quién era Pier Paolo Pasolini. También es importante aclarar que durante el filme hay una combinación de fragmentos de los últimos momentos del artista así como proyectos y sucesos posteriores que fueron igualmente importantes. Se habla del misterio sobre quién realizó tal crimen, pero se centra más en las ideas propias del personaje a través de sus obras y sus palabras.
Sin embargo, el hecho de que se trate de una cinta que retrata el arte de Pasolini hace que no sea del gusto de todos, porque, aunque se explica quién es, se centra mucho en el mundo intelectual, lo que conlleva hablar de ciertos temas con jergas que pueden no ser entendidas por algunos espectadores, y que pueden llegar a desorientar al público o incluso parecerles aburrido.
El ambiente de oscuridad es algo que caracteriza a la fotografía de la película, dado que se trata de la vida de alguien que ha sido asesinado. Esto puede resultar cuanto menos misterioso para todo aquel al que le gusten las historias detectivescas. Si además le añadimos que es sobre la vida de una persona que dio mucho que hablar, se convierte en un elemento principal para poder seguir de cerca los acontecimientos que se suceden.
En definitiva, es una película que al igual que los trabajos de Pasolini, puede resultar deliciosa a la par que soporífera.
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Imágenes: Good Films