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Diego A. Manrique: “Tomo este premio como un reconocimiento a la profesión de los musiqueros, generalmente tan poco valorada”

Tras 30 años trabajando en el periodismo de música, Diego A. Manrique, uno de los padres de Radio 3, acaba de ganar el Premio de Periodismo Cultural que concede el Ministerio de Cultura. Hablamos con él para que nos descubra lo que ocurre entre las bambalinas de su profesión y, de paso, nos dé algunos consejos para el futuro: huir de “lo que se lleva”, escuchar de todo y abrirse al gran público.

Diego A. Manrique. Fuente, RTVE
Diego A. Manrique. Fuente, RTVE

Leer los artículos de Diego A. Manrique (DAM, como él mismo firma) es descubrir todo lo que puede dar de sí la música. No hay predilecciones porque en toda canción y en todo artista hay una historia: puede ser reggae, pop, rock, indie o algún nuevo movimiento inventado por “proxenetas de tendencias”, eso es lo de menos. Quizás porque el estilo no ha sido lo importante, sino hacer que cualquier ajeno pueda conocer lo que hubo, hay y habrá en estos mundos, este año DAM ha sido el ganador del Premio de Periodismo Cultural.

Empezó sus andadas en los años 70 escribiendo en revistas musicales, hasta que a finales de la década se incorporó a Televisión Española, donde lideraría la creación de Radio 3. Su vida y su carrera personal estuvieron ligadas a este medio hasta el año 2010 cuando fue despedido de forma improcedente, como después sentenciaría un juez dándole la razón. A pesar del mal sabor de boca que le dejó esta salida, DAM remontó con fuerzas y sigue escribiendo y compartiendo música en la mítica cabecera Rolling Stone y en El País.

Pregunta: En primer lugar, ¡enhorabuena por este reconocimiento! ¿Cómo has recibido este premio y por qué crees que es importante para un periodista (de cultura en este caso) recibir un reconocimiento así?
Respuesta: ¡Todavía estoy incrédulo! No sabía que era candidato y aún me asombra. Esos Premios Nacionales suelen ir a periodistas con un perfil más literario. Así que lo tomo como un reconocimiento a la profesión de los musiqueros, generalmente tan poco valorada. Algunos dicen que somos especie en vía de extinción: todos creen poder escribir sobre música.

P.: Hablando más concretamente del periodismo cultural y de tu especialización en la música, ¿crees que es mejor que un periodista sea, digamos, generalista, o que se especialice a fondo como es tu caso? De cualquier forma, ¿cómo se especializa uno para ser el mejor en su ámbito? Hace falta mucho trabajo, pero supongo que también muchísima pasión por el tema.
R.: No es buena idea especializarse en música. En todo caso, hazte periodista deportivo: muchas más oportunidades laborales que te van a permitir escribir sobre cultura (no ocurre igual al revés). Como principio, debes tener mucha pasión, una obsesión que, sin embargo, te permita una visión en conjunto de las otras artes y del mundo en general.

P.: No sé si tu lo sientes así personalmente, pero al repasar tu carrera parece que siempre te ha ido bien, has trabajado en la radio, en la televisión y en prensa y tienes numerosos éxitos profesionales a tus espaldas. Sin embargo, la forma en la que se cerró tu etapa en RTVE parece una piedra en el camino por la forma en la que te quitaron de en medio, aunque finalmente la justicia te diera la razón. ¿Cómo ves ahora lo que ocurrió y qué aprendiste de aquella “experiencia»?
R: Sí, he disfrutado del reconocimiento y de la suerte de estar disponible en el momento adecuado: nunca tuve padrinos ni fui un recomendado de tal partido político. Respecto a mi salida de Radio 3, ha quedado como una aberración, un ejemplo de libro del caciquismo de un funcionario al que se le subió el cargo a la cabeza; el hombre ya ha vuelto a la obscuridad. No se portaron bien en RTVE y yo tampoco me siento orgulloso de la furia de mi reacción.

P.: Cada vez con más frecuencia los periodistas denuncian intentos de censura y manipulación en sus respectivos medios. Parece que, normalmente, esto solo ocurre en las secciones de política. ¿Qué pasa con cultura? ¿también hay problemas con las órdenes de «los de arriba»? ¿Cómo se dan normalmente estos problemas, y en la sección musical en concreto?
R.: No he sufrido las “consignas” pero el mismo proceso de repartir el espacio ya revela una selección previa. También debes tener en cuenta que hay vacas sagradas: meterte con -es un decir- Joan Manuel Serrat no te sale gratis. Pero también los fans de determinados artistas son peligrosos: pueden reaccionar de forma violentísima.

P.: ¿Qué consejo le darías a un aspirante a periodista especializado en música? ¿por dónde debe empezar, y qué no debe hacer nunca como profesional?
R.:
Que su dieta no se limite a la música de moda, que abra sus orejas a otros sonidos. Lo mismo para buscar modelos: conviene leer a los grandes críticos de cine o literatura. ¿El gran error? Trabajar pensando, aunque sea inconscientemente, que principalmente te van a leer los propios músicos o los melómanos más especializados: hay que buscar el público más grande posible, escribir con claridad, no dar por sabido lo que igual es un conocimiento de minorías, etc.

P.: ¿Crees que te querrán más los medios que te contratan tras haber ganado este premio?
R.: Me conformo con que, durante dos o tres años, no me quieran empujar a grandes cambios. Que me dejen tranquilo y a mí ritmo, dicho sea con toda amabilidad.

P.: Y para terminar, ¿qué hace un periodista musical con 20.000€? (¿va todo a discos?)
R.: ¡Cuando lo vea ingresado, me lo creeré! Hablo en serio: he hecho trabajos para el Ministerio de Cultura que nunca se pagaron. No, lo primero será pagar deudas, devolver préstamos familiares… sI sobra algo, algún capricho tecnológico.

Fotografía: RTVE

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