El pasado miércoles 14 de enero de 2015 tuvo lugar en la Escuela de Relaciones Laborales de la universidad Complutense de Madrid el encuentro “Mujeres construyendo la paz en Colombia” organizado por la red Global Network for Rights and Development. Una jornada dedicada a la reflexión sobre la actual situación e implicación de la mujer en el proceso de paz colombiano y una llamada para consolidar esta nueva perspectiva de género.
Entre los participantes, José Ángel Sotillo, director del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación, abrió la sesión haciendo un escueto diagnóstico de la situación del país. Destacó y profundizó en los elementos más significativos como la longevidad del conflicto, su complejidad o las implicaciones externas y el entorno internacional. Después de los atentados del 11 de septiembre, las FARC dejan de denominarse grupo guerrillero para ser considerados como grupo terrorista.
Francisco Rey, director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Ayuda Humanitaria, pormenorizó en las causas, desencadenantes, consecuencias y nuevos retos que supone esta negociación. Subrayó especialmente los nuevos términos “desescalar el conflicto” que alude a compromisos inéditos como el no reclutamiento infantil o el alto al fuego bilateral y el concepto “desconexión” referido a la amenaza externa de repercusión en el acuerdo. Los cinco puntos más significativos de los Diálogos de La Habana recaen en la reforma agraria integral (reconociendo zonas de reserva campesina), en la mayor participación política de todos los sectores, la solución al problema de las drogas, la participación real de las víctimas y la implementación y verificación de estas medidas.
Para finalizar y como protagonista del encuentro, la politóloga y feminista Mar Maiques, coordinadora de proyectos de la corporación colombiana Otra Escuela se refirió a la negociación como Terminación del Conflicto Armado en lugar de Proceso de Paz pues considera que el conflicto no termina con los Diálogos de La Habana. Insistió en la importancia de la presencia femenina en las mesas para conseguir una igualdad y democracia real. Las mujeres sólo han sido tomadas en cuenta en su papel como víctimas respecto al conflicto (violaciones, abortos y embarazos forzados, prostitución, pobreza, desplazamientos, etc.). En las mesas de negociación sólo hay sentados hombres de tendencia blanca, heterosexual y con estudios superiores, excluyendo a la gran mayoría de la sociedad colombiana. Según diferentes estudios, las cifras reflejan ridículos porcentajes de participación femenina activa y los pequeños órganos que existen formados por mujeres son concebidos como “SUBcomisiones”.
No obstante, la actitud no es pesimista pues también se enfatiza en los logros de las nuevas plataformas de mujeres por la paz compuestas por organizaciones mixtas que tienen como propósitos rodear la mesa -como en el caso de Liberia- y conseguir una justicia verdadera para que estos crímenes no queden impunes. Otros grupos como Las Mariposas en Buenaventura o la Red Nacional de Excombatientes buscan soluciones y aportan prácticas novedosas tratando de acabar con la concepción de la mujer como víctima pasiva para convertirla en actor político capaz de plantear nuevas perspectivas desde la experiencia como establece el artículo 13/25 de las Naciones Unidas.