“No te olvides de decir que está de puta madre hecho. El diseño es una pasada y el disco es una preciosidad”, recuerda Vito Íñiguez, cantante de Sínkope, mientras nos despedimos. “Han hecho un currazo increíble”, añade. Se refiere al equipo de Rock Estatal Records, responsables de la edición de ¡¡¡Gracias!!!, el primer disco en directo que ve la luz de los extremeños. Un doble disco con dvd que se grabó el 13 de noviembre de 2015 en la sala La Riviera de Madrid, una noche en la que colgaron el cartel de no hay billetes y, rodeados de amigos (Mario Santos, El Drogas, Kutxi Romero…), hicieron que sus canciones cobraran vida, como recogen en el libreto del disco, cuando su público las canta.
Vito y Miguel “Maikel” Álvarez, bajista, toman café en la sala acristalada donde están firmando ejemplares del disco para los seguidores que lo han adquirido en preventa. Vito habla deprisa y claro. Mira a los ojos y sonríe con franqueza. Lo que ves es lo que hay. Honestidad. Maikel tiene uno de esos rostros con los que la vida recompensa a la buena gente. Es más callado, quizás por timidez, quizás por desconfianza. La prensa siempre invade espacios ajenos. Nunca hay tranquilidad si hay periodistas cerca.
La conversación empieza con Extremadura como tema, “esa gran desconocida”, según Vito. En Mérida es donde ensayan. El resto del grupo reside allí. Maikel se desplaza en coche y Vito en tren desde sus respectivos pueblos. “Yo no tengo coche, no voy con los tiempos, yo estoy muy atrasado”, explica Vito entre risas.
¡¡¡Gracias!!! coincide con los 25 años del lanzamiento de su primer trabajo. “No estaba pensado nada, ha sido casualidad”, explica Vito. Es su primer directo en el mercado, aunque su segunda experiencia. En 2011, también en La Riviera, grabaron un directo que nunca vio la luz. “Ese disco se hizo muy acelerado, en apenas tres semanas”, explica Vito. “Era como un remiendo de la discográfica”, concluye. “En este caso sí hemos tenido tiempo, se nos dijo con varios meses de antelación, para prepararlo como se debe… no por el concierto en sí, sino por la grabación. Nos han dejado a nuestra bola, sin lugares fijos donde ponernos para grabar… hombre, se nos ve un poquito asustadillos también porque era mucha responsabilidad”, sigue Vito. “Quieras que no es una presión”, añade Maikel. “No es un concierto al uso en el que, por ejemplo, te despistas y metes una nota que no es, que tampoco es algo grave, pero luego tienes que retocar… es como una final”, añade. “Fue un día muy intenso y a la vez muy tenso”, sentencia Vito.
Sabiendo que el directo se iba a grabar, ¿hubo más presión que otras veces? “Con la presión vivimos cada vez que nos subimos a un escenario, porque tiene que ser así. Es un compromiso con el público. Nosotros respetamos mucho el escenario, pero más tienes que respetar al público, independientemente de la gente que haya”, responde Vito. “Una vez que pasa la primera canción, se acaban los nervios y ya estás en tu terreno y, a partir de ahí, a darle todo al público”, explica Maikel. “La Riviera hasta los topes, increíble. Cuando sales, los focos, el griterío, volver a llenar esta sala otra vez, te quedas un poco acojonado, pero luego tienes una satisfacción que no te cabe en el cuerpo”, recuerda Vito. “Que la gente cante tus canciones y tú sólo acompañes, eso es una pasada. Es el propósito, ¿no? Las canciones cobran vida cuando las canta el público. La verdad es que te pone los pelos de punta. Que yo haga un gesto y ver cómo reacciona la gente… bueno, yo veo poco, que me quito las gafas antes de salir a escena”, termina Vito entre risas.
En 25 años de carrera Sínkope han visto cambiar la música, la sociedad, el mundo, de analógico a digital. “Hay muchos cambios. Todo va muy rápido, la vida va muy rápida. Las cosas no se hacen ya para que duren, se hacen para que consumas y, pasado un tiempo, vuelvas a consumir. Lo que hoy vale mañana está obsoleto. Sin embargo, el rock sí, el rock se hace para que dure. Hay músicas que durarán siempre, el rock, el jazz, el soul, el blues… lo otro son modas”, cuenta Vito. “Antes la gente sacaba un disco y hasta que no sacaba tres o cuatro más no se daba a conocer. Hoy, sacas un disco y si no funciona ya no sacas más. Si no les das pasta, se acabó. La dignidad se pierde por la puta mierda del dinero. Y no sólo dignidad, valores, ética…Nosotros no somos una banda de canciones de éxito. Lo hemos peleado, nos lo hemos currado, tenemos el culo pelao ya. Escuchar a todas esas gargantas corear tus canciones después de estos 25 años y con todos estos cambios, es aún más satisfactorio”, concluye.
Son muchos años de trabajo, muchos años de convivencia. “Hay discusiones, claro, no sobre cómo tiene que sonar Sínkope, por supuesto, eso ya lo tenemos muy claro que sonamos como sonamos y no vamos a cambiar, pero sí sobre un arreglo, un acorde… lo probamos todo, no hay nadie que imponga su criterio. Y luego también se prueba con el público… hay temas que luego no funcionan. Suena muy bien pero es sólo para escucharla, no conectas con el público. No tiene nada que ver escuchar una canción en el estudio que en directo”, explica Maikel. “Los grupos discuten por muchas cosas, no sólo por la música. Somos personas y estamos conviviendo, es normal. Lo importante es el grupo”, termina Vito.
¿Cómo empezasteis en la música? “Desde chico supe que quería dedicarme a la música. En mi casa siempre ha habido, mi madre era cantaora y una tía abuela también. Viendo a las orquestas que venían a tocar a la feria, me quedaba hipnotizado con el ritmo del bajo. Y después, siempre me ha gustado cantar. En un garito en el que trabajaba había una máquina de singles y allí escuchaba de todo: The Jam, Dr. Feelgood, los Rolling, Beatles, Kansas, la ELO, Led Zeppelin, Triana… cuando salía del colegio me iba al bar, me ponía hasta las patas de cacahuetes mientras escuchaba música. Yo he tenido dos sueños en mi vida: uno, tener una moto muy grande y el otro, ser esto, a lo que he llegado”, recuerda Vito. “En casa igual, también ha habido mucha música. Y la guitarra, que nos la íbamos pasando de un hermano a otro. Después empecé a escuchar rock duro y a tocar de oídas. Estuve un par de años en el conservatorio y vi que tenía facilidad para pillar las cosas. Ya estaba en un grupo antes de tener un bajo. Yo les decía, pero espérate a que me compre un bajo”, cuenta Maikel entre risas. “Te pica este veneno de la música y esto ya es para toda la vida… dulce veneno. Pero este veneno, al contrario que los demás, es bueno, te da la vida. Para otra gente habrá otros venenos, pero éste es la hostia”, concluye Vito.
Ambos resoplan al plantearles el futuro, celebrar los 50 años sobre los escenarios con otro directo. “Otros 25 años es mucho tiempo, no sabemos si estaremos aquí y si seguiremos en la música. Yo vivo hoy y mañana ya veré. Siempre vamos pasito a pasito. Hacía un tiempo que la gente nos decía para cuándo un disco un directo. Y yo les respondía, cuando toque se hará”, dice Vito. “Ahora estamos cerrando bastantes bolos en comparación con estos años pasados… a ver si todo cambia un poquito… y a los que se llevan la pasta les cortan las manos, bueno, primero que devuelvan la pasta y luego que les corten las manos… a la hora de trabajar y que todo sea más digno… se ha perdido mucha dignidad en estos años… el ser humano es que tiene una de agujeros por donde vamos perdiendo un montón de cosas, cosas que son importantes…”, reflexiona Vito. ¿Sois optimistas de cara al futuro? Otro resoplido y una pausa para elegir las palabras, que sea la cabeza la que hable y no las tripas. “Es complicado viendo lo que hay pero hay que intentar ver el lado bueno de las cosas”, dice Maikel. “Debemos intentar también cambiar las cosas, cada uno desde su lado, nosotros desde el rock, que es lo que nos toca. Tenemos que ver las cosas y asumir nuestra responsabilidad. Es que si no, no vamos a ningún lado”, añade Vito.
Y volviendo al disco, ¿a quiénes os referís con ese ¡¡¡Gracias!!!? “Ese gracias va para la gente que estuvo en el concierto, para la que no pudo venir, para la gente que está en otros países, para nuestras familias, para la gente que ha estado en la banda, para quienes nos han apoyado y que han hecho que 25 años después sigamos aquí… y para mucha gente que nunca confió en nosotros, para esa gente que nos dijo que no íbamos a llegar a ningún lado y míranos, hemos llegado a muchos escenarios. A esa gente también, que nos puso muchos impedimentos en algunas discográficas y que se portaron muy mal con nosotros, y sin motivo, simplemente porque queríamos hacer nuestras cosas sin que nadie se entrometiera, gracias a ellos hemos tirado para adelante”, cuenta Vito. “Esos mismos que luego, cuando Sínkope empezó a despegar se acercaban a ti y te decían que sí que valías. Los mismos, ¿eh?”, añade Maikel. “Esa gente que te decía que qué nos creíamos. Pues esto nos creemos”, interviene Vito señalando el disco. “Y haber tenido la suerte de llegar a esos escenarios, eso no se puede explicar, eso hay que vivirlo”, concluye.