La editorial Periférica nos deleita con las vivencias de la escritora y traductora francesa Agnès Desarthe que tardó en dejarse conquistar por la literatura, confundiendo el acto de leer con un agobio, un aburrimiento o una manía en vez de una agradable expansión o un placer.
Agnès Desarthe nos cuenta su idilio con la literatura: cómo decidió a corta edad resistirse a leer y cómo tuvo que combatir durante años por mantenerse firme en su convicción hasta que finalmente, cerca de la mayoría de edad, cayó inexorablemente derrotada. La autora recuerda diferentes momentos de su niñez y juventud y, con continuas reflexiones y preguntas retóricas, nos narra su oposición a la literatura, su rechazo categórico a la narrativa, a pesar de que, en ocasiones, encontrará refugio en George Sand, Marcel Aymé o Boris Vian. Admitir que le gustaba leer suponía una derrota: así comienza una lectura a escondidas y la consciente determinación de negarse a entender lo que algunos escritores consagrados, como Flaubert con su Madame Bovary, deseaban relatarle.
Con diez años descubre la poesía y nos transmite su fascinación: le gusta la sonoridad de los versos, su musicalidad, su melodía y se deja envolver por Desnos, Prévert, Villon, Mallarmé o Rimbaud. Posteriormente, encontrará en algunas obras breves o en piezas teatrales un divertimento y, gracias al consejo de su padre, se sumergirá en la novela negra, conociendo a Raymond Chandler, a James Hadley Chase o a Carter Brown. Esto le llevará a escribir sus primeros relatos y a interesarse por nuevos autores. El estilo intimista de Desarthe envuelve, arropa, cautiva porque, con su cercanía y lucidez, mientras conversa con su yo del pasado, dialoga con sus lectores que, embelesados de literatura y ansiosos por conocer el origen de semejante aversión a los libros, evocan sus primeros pasos en la lectura y vuelven a sentir lo que determinadas obras significaron para ellos.
Cómo aprendí a leer está repleta de referencias literarias, de numerosos escritores y títulos, de procedimientos narrativos y, especialmente, de fragmentos de vida. Conocemos a una niña «resistente a la literatura» y asistimos a su infancia, adolescencia y madurez, mientras nos cruzamos con Marguerite Duras, Albert Camus, J. D. Salinger, Georges Simenon, Virginia Woolf o William Faulkner. La autora reflexiona sobre la lengua materna, sobre la literatura como forma de evasión o sobre el pacto o contrato que liga al autor y al lector al comenzar una obra. Nos relata sus inicios como lectora editorial y las vivencias en su profesión, la traducción, a la que se dedica actualmente junto a la escritura, detallándonos la dificultad que supone trasladar el sentido, las bromas y los juegos de palabras a otro idioma.
Agnès Desarthe compone una obra que hará las delicias de los apasionados a la literatura, de los bibliófilos, de los que disfrutan leyendo sobre autores y obras, de los que aún recuerdan sus primeros cuentos, libros y relatos y se les agita el corazón rememorándolos. Y, sin duda, deleitará a aquellos que tardaron en hallar un libro que les colmara, pero lo terminaron encontrando, que también sufrieron una batalla interna, parecida a la de la autora, y hoy se muestran agradecidos por haber vencido en la contienda. Cómo aprendí a leer es un canto a la literatura y al placer de leer, llegue cuando llegue.