El orfebre es primera novela del guionista de televisión y cine Ramón Campos, publicada por Planeta. Las crónicas sobre los diamante se encuentran enturbiadas por su alto coste en sangre: su búsqueda, recolecta, su precio, prestigio… En diferentes ocasiones se ha plasmado la historia de esta gema en territorio africano como Diamante de sangre. En esta ocasión, Campos nos traslada hasta las minas de Kimberley, situadas en una región que sucumbió (y sucumbe) a la fiebre de los diamantes y que cuenta con un relato más que turbulento.
En la Barcelona del siglo XIX, se encuentra una Orfebrería que pertenece al personaje llamado el Inglés. Allí trabaja el protagonista de la novela: un joven de dieciséis años dedicado al negocio familiar con mucha maestría. Cuando Isabel, la hija de un aristócrata, se cruza en la vida del muchacho, todo cambiará para él: el padre de la muchacha dará la mano de esta al hombre que le traiga el diamante más grande que exista. Con la idea de casarse con su amor, el protagonista recorrerá el mundo en busca de la gema preciosa de mayor tamaño que pueda encontrar. Ello le llevará hasta las minas más peligrosas de África, a las de Kimberley. ¿Conseguirá cumplir con su misión? ¿Llegará antes que sus rivales? ¿Qué aventuras le esperarán más allá de su Barcelona natal?
A través de un narrador omnisciente que conoce el devenir de la historia —El orfebre es una novela histórica con su buena base verídica—, Ramón Campos construye una obra llena de aventuras, con un ritmo trepidante que se mantiene a lo largo de las páginas. Además, El orfebre muestra singularidades más que significativas como el no revelar el nombre de pila del protagonista, como se dice en las primeras páginas: “Y si tú lo sabes, y nosotros también, qué más da cómo te llamen ellos”, frente a esclavos que sí que lo reciben como Etweda. Entre las páginas, como un maestro lapidario, se pueden buscar la vetas y pulir todos los guiños, matices y temas que quiere tratar el autor. Todo ello, se encuentra labrado en una edición a la altura de los mejores artesanos.
De este modo, Ramón Campos construye una historia en la cual el amor (en su sentido más amplio) es el combustible que pone en marcha el motor de la historia. La orfebrería es un arte y una pasión que se describe con un atractivo que al lector casi se le van las manos a gesticular. El poder que representan las gemas siempre va en tándem con la violencia: la lucha por conseguir fuerza y prestigio hace que el fin justifique los medios, incluso el asesinato, la esclavitud… en resumen, toda pulsión oscura del ser humano. El orfebre se postula como una obra de luces y sombras que lleva al lector a un mundo un tanto desconocido, pero lleno de aventuras, de comienzos y finales.