Las estrategias de llamamiento del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) han conseguido reclutar a miles de ciudadanos europeos para combatir en sus filas. La cifra de europeos que deciden formar parte de esta organización no para de crecer, y se calcula que para finales de este año ya serán más de 10.000 los combatientes europeos integrados en este grupo yihadista.
El Estado Islámico es una organización terrorista que se autoproclama como autoridad religiosa de todos los musulmanes y combate por hacerse con el control de las regiones habitadas por miembros de esa religión. Entre sus principales objetivos se encuentra Irak y la región del Levante mediterráneo, formada por Siria, Israel, Chipre, Palestina, Jordania, Líbano y parte del sur de Turquía. Además, existen otras milicias que han jurado lealtad al Estado Islámico y controlan parte del Sinaí, el este de Libia y Pakistán, por lo que la influencia del islamismo radical se extiende cada vez más por Oriente Próximo.
Es por ello que la amenaza de esta organización cobra cada vez más importancia en Europa. Actualmente se calcula que en las filas del Estado Islámico combaten unos 3.000 ciudadanos europeos, de los cuales casi la mitad, 1.400, provienen de Francia. El resto de los reclutados son, principalmente, de Reino Unido, Alemania y Bélgica. Pero las previsiones son todavía más preocupantes: según la Oficina Europea de Policía (Europol), los europeos captados por el yihadismo podrían aumentar hasta los 5.000 antes del verano, llegando a duplicarse esa cifra antes de que termine el año.
En menos de un año, el Estado Islámico ha conseguido tejer una red de reclutamiento más eficaz que la de otras importantes organizaciones como Al Qaeda, de la que ISIS formó parte hasta 2014. Sus estrategias para captar milicianos en Europa se basan en tres ámbitos de actuación: las cárceles, las mezquitas y las redes sociales. Estas últimas sirven para divulgar los mensajes radicales en busca de apoyo ideológico entre los musulmanes. Las mezquitas y las prisiones sirven como contacto directo entre los yihadistas y aquellos musulmanes europeos radicalizados.
Otro de los aspectos fundamentales de la captación de combatientes es que el Estado Islámico controla territorios estratégicos que sirven como “puerta” para que los europeos puedan acceder a regiones en guerra como Siria, cuya frontera con Turquía, de 800 kilómetros, es la principal vía de acceso para los extranjeros que quieren unirse a las filas de ISIS. Además, el Estado Islámico es actualmente el movimiento terrorista más rico del mundo, y cuenta con un gran arsenal de coches blindados, cohetes, artillería y misiles antiaéreos portátiles. Esta organización ha conseguido financiarse con los fondos saqueados en los territorios que conquistan, obteniendo incalculables sumas que les sirven para comprar armas en el mercado negro. También se han hecho con armamento de las tropas derrotadas del Ejército sirio e iraquí.
Pero el Estado Islámico no es solamente una organización de terrorismo internacional: está constituido como un auténtico movimiento religioso e ideológico que capta adeptos en todo el mundo, y ese es precisamente uno de los aspectos que más preocupan en Europa. El grupo yihadista anunciaba recientemente mediante un comunicado la creación de escuelas para “hijos de inmigrantes extranjeros y europeos” en la ciudad siria de Raqqa, con clases en inglés, salvo las lecciones sobre el corán, que serán impartidas en árabe.
Mientras tanto, la Unión Europea debate medidas para aumentar el control de las fronteras y evitar que continúe el reclutamiento masivo de ciudadanos europeos. Sin embargo, hay personas que opinan que estas propuestas de control son demasiado superficiales y no ahondan en el problema del radicalismo ideológico. La economista Loretta Napoleoni, experta en financiación de los movimientos terroristas, considera que “el control, al igual que la censura, es la forma más rápida de producir radicalización”. Por ello, Napoleoni propone que los países europeos empleen sus fuerzas en conocer mejor al enemigo, saber sus objetivos y las demandas de la población que vive en su territorio. Además, afirma que se podría evitar el reclutamiento de musulmanes europeos con políticas de integración de la población musulmana. En definitiva, esta experta cree que el control y la intervención militar son medidas viscerales que solo alimentarán la radicalización del islamismo en el viejo continente.
Sin duda, Europa no se enfrenta a un reto sencillo. A la amenaza de ataques en su territorio se une la necesidad de hacer frente a la captación de europeos para luchar en las filas del yihadismo. Además, existe el riesgo de que el Estado Islámico convierta el terrorismo en una nueva forma de crear Estados. El desafío para las autoridades europeas va más allá de preservar el bienestar de su población y alejar de sus fronteras la sombra de ISIS: Europa tiene que combatir eficazmente los extremismos ideológicos, evitando que la barbarie yihadista decapite la paz y la estabilidad mundial.