Revista Digital

Hasta en las mejores familias

Como si de la famosa “Noche de Transistores” se tratara, el último capítulo emitido hasta la fecha de la serie Cuéntame cómo Pasó, mantuvo a los españoles pegados del televisor y de las redes sociales, levantando a posteriori una ola de expectación y reacciones diversas.

“Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.

Quien se haya atrevido a leer Ana Karenina de Tolstoi (o a empezarla como fue mi caso), reconocerá el inicio del libro en estas líneas. Comienzo que me viene al pelo para comentar lo que, huelleros, ocurrió el pasado jueves: ¡la caída de un mito y la ascensión de una serie!

mercheCuéntame cómo pasó es la serie española más reconocida tanto nacional como internacionalmente, y me atrevería a decir que la mejor en factura y documentación. Sus tramas mezclan la historia del país con la intrahistoria (mentando a Unamuno) de sus protagonistas, una familia de un barrio obrero de Madrid. Tampoco me voy a explayar analizando la serie, pues todos somos conocedores de ella y, en menor o mayor medida, hemos visto alguno de sus capítulos. He de confesar, que en sus inicios me repugnaba, no era capaz de ver una entrega entera, me parecía todo demasiado idílico. En las últimas temporadas, después de que a los Alcántara y a sus hijos les ocurrieran cosas no tan halagüeñas (cáncer, drogas, cárcel…), he ido enganchándome a lo que denomino “capítulos significativos”, es decir, aquellos en los que se recrean o insertan sucesos destacados de la historia de España como pueden ser la muerte de Franco, el 23-F, la intoxicación masiva por aceite de colza o, sin ir más lejos, éste último, el triunfo del PSOE en las generales.

Aunque fundamental para el transcurso de los siguientes años en España, la victoria de los socialistas en este capítulo 261 se vio eclipsada por un hecho de mayor transcendencia: los cuernos, los tochos, el sombrero verde, la infidelidad de Antonio a Merche, y el descubrimiento por parte de ésta de áquellos.

Pero pongámonos en antecedentes. Antonio tiene su bodega y quiere lanzar el vino de su pueblo; a su vez dona una importante suma a la CDS con la convicción de que Suarez arrasará en los comicios; su relación con Merche es de tira y afloja debido al nuevo negocio de ella, a la cuestión pecuniaria y a la aparición de una joven Paz, interpretada por una más que atractiva Ariadna Gil, con la cual Antonio mantiene lo que en principio parece únicamente un affaire pasajero. Con estos ingredientes, el cóctel explosivo estaba servido, no obstante jamás pensé que el resultado llegaría a ser tan potente y efectivo, que no efectista.

Antonio es llamado por un camarada del CDS para que acuda a la sede para servir de apoyo en una debacle en ciernes. Merche, preocupada por el comportamiento de su esposo, decide acompañarlo a regañadientes y deja a María, la benjamina del matrimonio, con fiebre muy alta y a cargo de la abuela. Ya en mitad de la reunión de simpatizantes, Paz y su marido hacen acto de presencia, ante el asombro de Antonio. A solas los amantes ya, un par de miradas, risas y unos gestos delatarán a Merche, que vigila desde la distancia, que algo raro ocurre con su marido y la joven. Sublime la escena que llegará a continuación cuando, tras Antonio verter el vino con el que brindaban sobre la blusa de Paz, los hombres quedan a solas y las mujeres se van al baño a limpiar la prenda. Simultaneando los planos de las dos acciones, la tensión se dispara tras el “Y en medio de todo ese jaleo, ¿tienes tiempo para tirarte a mi mujer?” del marido de Paz, para ir creciendo en intensidad hasta que los detalles del perfume de Paz y de las gafas perdidas certificarán a Merche lo evidente: tiene una cornamenta mayor que la de Bambi.

Expectación a raudales, frases agudas, una carga emocional amén de una tensión argumental sostenida por una excelente interpretación de Ana Duato e Imanol Arias, en este orden, así como un final al ritmo del Todo Cambia de la gran Mercedes Sosa hacen de éste uno de los mejores capítulos que he visto en ficción española, y, a mi modo de ver, un muy digno candidato para un premio Emmy. A fin de cuentas, si el Hormiguero lo logró…  A partir de ahora, ya nada será igual, España y los Alcántara cambiarán a la fuerza. Caído el mito de su inquebrantable familia, ¿cómo lograremos levantar cabeza los españoles? ¡Que ardan las redes sociales pidiendo la cabeza del infiel! En este día de la mujer, #todossomosMerche.

PD: mi reflexión final de telespectador de hoy es: “Dadas las circunstancias, miedito me da el reportaje del 11-M de hoy en Informe Semanal”

Fotografía: propiedad de la página web www.rtve.es

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *