“¿Es legítimo el uso de cierta dosis de violencia para preservar la democracia real?”. Es decir, si dando una bofetada a un político corrupto lograras transformarle en una persona íntegra, ¿lo harías? Esa es la situación que se plantea en Realpolitik, la última obra de la compañía Teatre de l’Enjòlit que, tras ser estrenada en el festival Temporada Alta, puede verse ahora en La Seca Espai Brossa hasta el 5 de marzo.
Esta farsa política escrita por Elies Barberà y Carles Fernández Giua, y dirigida por este último, presenta a un grupo de cinco personas de lo más dispares entre sí que, tras presenciar cómo el presidente electo del gobierno dimitía en su discurso de investidura pocas semanas después de recibir una bofetada que no tuvo repercusiones mediáticas, ni jurídicas para la mujer que se la dio, deciden ejecutar la misma estrategia para re-humanizar a todos aquellos que abusan de su poder o de su posición. Pero sus acciones logran alcanzar unas cotas de éxito alarmantes que desencadenan toda una serie de problemas para los artífices del método.
Como viene siendo habitual en los montajes de la compañía, que este año cumple su décimo aniversario, Teatre de l’Enjòlit siempre apuesta por un teatro comprometido, reivindicativo y crítico, ya sea desde textos contemporáneos ajenos −como su exitosa Si no ens paguen, no paguem!, adaptación del Aquí no paga ni Dios de Dario Fo, o El séptimo cielo, de Caryl Churchill−, o desde textos de creación propia, como es el caso del que nos ocupa o de su anterior montaje, 99%. E intentan, además, que la crítica de la realidad vaya acompañada siempre por cierta dosis de humor que divierta al espectador sin dejar de hacerle reflexionar sobre aquello de lo que se está riendo. Montajes como este Realpolitik o su polémico Corrüptia inciden directamente sobre la situación política actual y son un claro ejemplo de la intención del grupo de señalar, desde el teatro y desde la comedia, aquello que debería exasperarnos de nuestra realidad. Este teatro cercano, fresco y crítico les valió en 2015 el Premio de la Crítica Serra d’Or.
El reparto de Realpolitik cuenta con los intérpretes habituales, Albert Alemany, Elies Barberà, Jenny Beacraft, Arnau Marín y Marta Montiel, y con la incorporación de Jordi Brunet. Todos ellos realizan un excelente trabajo para dar veracidad a unos personajes coherentes ante una situación tan disparatada como la de abofetear a políticos o banqueros, transformarles el alma, y cambiar así el mundo. El ritmo de la pieza, además, y el humor inteligente de su texto, hacen que la función sea ágil y mantenga en todo momento el interés del espectador por conocer cuál va a ser el curso de los acontecimientos. Un espectador que, a medida que avanzan las escenas, está cada vez más involucrado en la función y entregado a ella. Los detalles de dirección refuerzan con sutileza la comicidad de la pieza, sin subrayas en exceso, pero despertando la sonrisa –cuando no la risa− cómplice en el público.
Un montaje, en definitiva, muy recomendable para enfrentarnos a nuestra mísera realidad política desde una mirada mordaz, crítica y divertida, y en el que, durante algo más de una hora, podemos imaginar que la utopía de una democracia real está al alcance de nuestra mano, a sólo una bofetada de distancia.