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Helena Tornero y La Virgueria hablan de ¿amor?

Fuente: Sala Beckett

La Virgueria es esta temporada compañía residente en la Sala Beckett. Celebran, además, su décimo aniversario, y han querido hacerlo con un texto escrito para la ocasión por la dramaturga (y también directora) Helena Tornero, Demà (Mañana), que nos presenta un mundo ligeramente distópico pero absolutamente reconocible con una historia que habla de amor, pero también de pobreza e indigencia.

La obra se presenta con una estructura circular, ya que las escenas se desarrollan en un orden cronológicamente inverso para volver, finalmente, a la primera que hemos visto, pero con toda la información que hemos recogido por el camino. Porque la autora siembra el texto de incógnitas que el espectador irá resolviendo a medida que avanza la acción, hecho que propicia el interés en la historia.

Con una dirección imaginativa, Aleix Fauró juega con este texto sugerente y lleno de interesantes ideas acerca del amor y de las relaciones de pareja, y potencia en escena la interpretación de los cuatro actores que conforman el reparto: Isis Martín, Guillem Gefaell, Patrícia Bargalló y Marc Rius. Cada uno dentro del registro de los respectivos personajes, ofrecen unas interpretaciones certeras que despiertan la complicidad del público. El espacio, deliberadamente sencillo y no mimético, diseñado por Paula González y Paula Font, gana en presencia al combinarse con la iluminación de Rubèn Taltavull y con el espacio sonoro de David Ribas. Llama la atención también el vestuario ideado por Berta Riera, que no solo viste, sino que también acompaña y refuerza el estilo y el carácter de cada personaje.

Sorprende encontrarse con una obra que al principio aparenta ser una tragicomedia romántica inteligente y bien interpretada, pero que va convirtiéndose en una crítica sagaz de la sociedad en la que vivimos, de las relaciones interpersonales, de la imposibilidad del amor romántico y de la pareja ideal, o del concepto canónico de la felicidad. Y que pone asimismo de relieve las consecuencias de políticas deshumanizantes que fomenten el rechazo al otro, al (supuestamente) diferente. Merece la pena acercarse a la Sala Beckett, donde Demà estará en cartel hasta el 8 de marzo, para disfrutar de un buen texto bien dirigido, montado e interpretado, y de absoluta actualidad.

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