Aclamada por la crítica y considerado como uno de los mejores 100 libros de 2018 según The New York Times, Crudo, de Olivia Laing, llega a España de la mano de la editorial Alpha Decay. En esta novela nos encontramos con Kathy, una versión autoficcionada de la propia escritora y de la desaparecida Kathy Acker, en los días anteriores a la celebración de su boda. Debería estar contenta por tan alegre acontecimiento, pero Kathy se siente mal, no puede ser feliz en un mundo en el que Trump es presidente de los Estados Unidos, el Brexit ha salido adelante, el mundo es cada vez un mundo más violento. ¿Acaso no es egoísta abandonarse al propio bienestar cuando alrededor de nosotras pasan tantas cosas malas?
«Todos los días notaba la cercanía cada vez mayor de algo. Si a alguien le estaba ocurriendo eso, y con eso se refería precisamente a esa violencia innombrable, ¿cómo podía estar feliz ella? Esa era la auténtica pregunta de la existencia. El conocimiento era una astilla clavada en su propia corporalidad».
Olivia Laing, conocida ensayista británica, presenta con Crudo su primera novela. Sin embargo, una puede intuir a la escritora de ensayos asomando entre las palabras de Kathy que, no obstante, es la propia Olivia, como bien se advierte en la primera oración de esta novela: «Kathy, y por Kathy me refiero a mí misma, iba a casarse». A partir de esta afirmación, el relato será contado en tercera persona. Así, aunque se pierde la marca personal de una autobiografía pura, la autora nos dice que esto, estos días de verano de 2017 en los que el mundo parecía haberse vuelto loco, también son suyos y del resto de personas que estaban allí para recordarlos.
«Año 2017, fuego y fascismo, nunca lo olvidaría, la primera temporada de su matrimonio, despertando tan tarde a la vida adulta, justo cuando el mundo cerraba el tenderete».
En este relato en el que yo soy yo, pero también es la otra persona, el lector se adentrará en los resquicios más profundos del alma de Kathy, que también pueden ser los de Olivia, o no, no lo sabemos. Puede que el lector se sienta identificado con el torrente mental de la protagonista que, gracias al rápido estilo indirecto y a las largas oraciones repletas de comas que parecen no llegar nunca a un punto, sentirá también en su propia cabeza. Kathy se sumerge en el interior de sus pensamientos cuando no ha terminado de describir el exterior y vuelve tras un paseo por sus recuerdos, reflexiones, dudas y miedos a la superficie, donde el mundo exterior le recuerda que no está sola en la vida y que deberá afrontar a los otros de alguna manera, aunque los otros la rompan por dentro y por fuera.
«Crees que te conoces del derecho y del revés cuando vives sola, pero no es verdad, crees que eres una persona tranquila, despreocupada, o en el peor de los casos melancólica, pero no te das cuenta de lo irascible que eres, de hasta qué punto cualquier nimiedad, que se dirijan a ti o te toquen de una forma que no te gusta, la falta de prontitud en responder una pregunta, una expresión particular en el rostro, te provocarán un patatús, porque en realidad, no eres una persona relajada, porque no has aprendido a limar tus asperezas, a hacer sitio para los demás. Eres una egoísta, una rígida y una reconcentrada, eres como un recién nacido».
Olivia Laing consigue en Crudo una aguda autoficción que dice mucho en muy pocas páginas, las suficientes para engancharte en una lectura tan frenética como Kathy, que te atrapa por su ficción, pero también por su mensaje no tan oculto. Ya os he dicho que esta novela tiene mucho de ensayo, mucho de llevarnos a donde la autora quiere y hacer que nos reconozcamos en Kathy, aunque su personalidad poco tenga que ver con la nuestra. Yo, por ejemplo, me he reconocido como una, y cito, «progre de salón» poco más que una tonta que no puede hacer nada por el sufrimiento ajeno que la aturde. Puede que tú, lector o lectora, no te identifiques con esto, pero acabarás Crudo admitiendo que tu yo está inexorablemente ligado a la más dura realidad y que quizás el problema de tu dolor de cabeza sea una enfermedad llamada Donald Trump o un virus muy peligroso que expande el fascismo allá por donde va. Lo que es seguro es que, tras la lectura de Crudo, Olivia Laing te habrá convencido para seguir adelante, aunque, como toda una generación, no veas el futuro más allá de la puerta de tu casa.
Una idea sobre “‘Crudo’: Yo y el mundo sin futuro”
hermosa crítica. felicitaciones!